lunes, 21 de febrero de 2011

PATRIA Y PUEBLO apoya y felicita al Gobierno Nacional anta el incidente del aviòn yanqui contrabandista

PATRIA Y PUEBLO apoya y felicita al Gobierno Nacional ante el incidente del avión militar contrabandista


Con su firme gesto en el Aeropuerto de Ezeiza, la Presidenta de la Nación demostró en los hechos que su discurso del 20 de noviembre de 2010 no era palabrerío de ocasión y que la soberanía argentina está para cumplirla.
El General San Martín, al enterarse del combate de la Vuelta de Obligado, exclamó regocijado que “a los argentinos no se los come de un bocado como una empanada”. Ha vuelto a suceder.

Es cierto que en Obligado una potente flotilla anglofrancesa bombardeó territorio argentino para forzar el paso Paraná al Norte y esta vez, un grupo de militares aerotransportados de EEUU intentó infringir groseramente nuestra legislación aduanera. Y es cierto también que no hubo un solo balazo.

“Solo” hubo el intento de convertir el vuelo intercontinental de un Boeing C17 Globemaster en un vulgar cruce en balsa de “paseros” por el Alto Paraná, lo cual demuestra que la aparente disparidad de los hechos esconde la misma presuntuosa y estúpida arrogancia de los extranjeros ante nuestra legislación aduanera.

Una maniobra del mismo tenor, pocos meses atrás, se mantuvo en sordina porque la mismísima Embajada yanqui en Buenos Aires impuso a sus militares el regreso sin gloria. Pero en esta oportunidad la Embajadora de EEUU no actuó a la altura de las circunstancias.

La respuesta de la Presidenta de los argentinos fue la del Brigadier Rosas: presentar batalla. En este caso, diplomática. El Canciller desempeñó en el aeropuerto el papel que en su momento le tocó al General Mansilla en San Pedro y al General Echagüe en el Quebracho. Las leyes aduaneras argentinas están para cumplirlas. Como además se trata de material bélico (y de un país que sostiene los derechos de Gran Bretaña a las ocupadas Islas Malvinas) el cuidado debe duplicarse.

La repercusión de este hecho aparentemente menor le da su verdadera dimensión.

La prensa antinacional –en especial el diario “ La Nación ”- se atrevió a transformar el entredicho en un “grave conflicto” e incluso, a través de su columnista Morales Solá, pretendió arrinconar al gobierno argentino exigiéndole que decida “en estas horas, cuando Washington le reclama la devolución inmediata del material incautado, si va a tratar a los Estados Unidos como un Estado terrorista o como un país aliado y amigo”.

Si esto es un “grave conflicto”, ¿cómo definir entonces el enfrentamiento entre las dos Coreas que pocas semanas atrás puso al mundo al borde de la guerra termonuclear? Y si la Argentina se niega a aceptar la injustificable pretensión de EEUU de que nosotros mismos borremos las pruebas de su infracción, ¿está tratando a ese país como un “país terrorista”?

El único terrorismo aquí, es el que ejerce la prensa mitrista y su suplemento grosero, el del clarinete. Pero estas reacciones mediáticas, y el coro de los opositores que (con la honrosa excepción del Dr. Ricardo Alfonsín) se les sumó de inmediato, son la mejor comprobación del acierto de la Presidente Cristina Fernández de Kirchner en este episodio. Bien se podría cantar, con el Triunfo de Obligado, “Angostura del Quebracho, de aquí no pasan”. En este caso será, más modestamente, “Mostrador del Aeropuerto, de aquí no pasan”. Pero el resultado es el mismo.

En cuanto a la prensa “argentina e independiente”, solo volvió a mostrar que solo es “independiente de la Argentina ”. Qué decir de la “oposición”.



Néstor Gorojovsky

Secretario General



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Presentaciòn del libro "¿Què es la Izquierda Nacional?" (Introducciòn al Socialismo), de Josè Luis Madariaga

“América Latina no se encuentra dividida porque es subdesarrollada sino que es subdesarrollada porque esta dividida”.

Jorge Abelardo Ramos.


Invitamos a UD. a la presentación del libro

“QUE ES LA IZQUIERDA NACIONAL?” Introducción al socialismo.
José Luis Madariaga

Disertación a cargo de Néstor Gorojovsky

Fecha: 25 de febrero de 2011 - 20:30 Horas

Lugar: Instituto Superior de Arte y Comunicación CAIE ISAC - San Martín 1164 - CATAMARCA




INVITA:
MESA PROVINCIAL SEVERO CHUMBITA –
MESA NACIONAL PATRIA Y PUEBLO


ORGANIZA:
CAIE ISAC

martes, 8 de febrero de 2011

Malvinas

Malvinas y la Liberación Nacional - J.E. Spilimbergo

Pensaba comenzar esta conversación tomando el tema que abordo en un articulo que sale hoy en " El Observador ", con relación a la utilización que hacen de la movilización del 2 de abril último sobre Plaza Retiro, enfocándolo desde el punto de vista de la utilización de la movilización, como campo de batalla, por la prensa. Impensadamente nos encontramos con que esa misma prensa, que por un lado silencia sistemáticamente estas cuestiones, cuando no las silencia las anuncia en un día equivocado: el diario "Clarín " anuncia a sus numerosos lectores que esta charla que estamos dando no es hoy, sino mañana, con la amenaza cierta que haya que darla dos veces, porque de lo que se trata es de silenciar un punto de vista.

EL SENTIDO PROFUNDO DE LA MARCHA DEL 2/4/1984

Lo que señalo en "El Observador" es el hecho político formidable de que todo el universo de la Argentina oficial, de la Argentina sonora, impresa y visual, que se ha reunido para condenar en su médula misma la guerra de las Malvinas, incluyendo el bloqueo casi sistemático incluso del debate, recibe como respuesta una movilización que -de acuerdo a todos los testimonios, eso no ha podido ocultarse- ha reunido alrededor de 20.000 personas con una gran cantidad de juventud, y al mismo tiempo con una presencia muy numerosa de los primeros protagonistas, es decir de aquellos que convocaron, "El Centro de Excombatientes", cuya posición por otra parte es otro de lo que podríamos llamar un milagro de la Argentina contemporánea. Porque el Centro ha señalado con toda claridad ciertas líneas fundamentales a despecho de todo el huracán de propaganda imperialista británica y norteamericana que encuentra en los órganos de información y prestigio de la Argentina oficial, incluido el propio gobierno, su eco y retransmisor activo en el seno de la sociedad Argentina. De modo que la guerra de las Malvinas, vista a la luz de todas esas instituciones, parece a primera vista una batalla desesperada, para usar la moral de los esclavos que predomina en este tema, imposible de sobrepasar o equilibrar las fuerzas aplastantes, que se desatan sobre la conciencia del país. La moral de los esclavos consiste en decir que no hay confrontación posible con los poderosos, porque son poderosos.
Pero la moral de la revolución consiste en saber que los poderosos serán derrotados, porque son opresores y porque se destruyen las condiciones de su propio poder, si actuamos en el sentido de la historia. Entonces creo que ese es un hecho capital, que demuestra que la ruptura histórica generada por la guerra del 2 de abril, es inexorablemente irreversible y contraría lo que dice "Clarín" hace dos o tres días en un articulo editorial (que va ganado espacio la idea de que fue una aventura descabellada y de que se lanzó una lucha condenada a la derrota de antemano; no, esa idea de "Clarín"es la que no va ganado espacio: va ganando espacio por su puesto, en dimensión acústica, sonora, pero va perdiendo espacio en general). Ahora el hecho mas importante de esta movilización, aparte de la movilización misma, me parece que es que se produce en la misma tarde del día cuando, por la mañana, Alfonsín acude a Luján para hablar de las consecuencias incalculables que no midieron quienes desataron la guerra; ni bien se produce eso, se realiza la respuesta bajo la bandera de los excombatientes, que dicen con todas las letras que asumen como un hecho glorioso el 2 de abril, lo cual también da la dirección de su crítica implacable a los errores de la conducción y a las demasías del régimen interno militar, es decir sobre los militares que proyectaban su tiranía sobre el país.

LA LUCHA DE CLASES EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

El hecho mas notable es que inmediatamente de producirse la movilización, ella misma se transforma en el objeto de la lucha, esa particular lucha de clases que es la lucha nacional. Es así que, al día siguiente, la prensa (muchos noticieros de televisión, por ejemplo el de canal 13, con sus 120 repetidoras del interior), no da la noticia de que 20.000 Argentinos se lanzaron a la calle a decirle, ¡ NO !, al imperialismo Norteamericano y Británico y para reivindicar -mas allá de las contingencias de sus conducciones circunstanciales- la guerra contra el enemigo imperialista. La noticia fueron los desórdenes tangenciales, pero que se usan para descalificar, que ocurren al final de la marcha. Es decir, transforman la reivindicación de la lucha de liberación, no en un hecho político, sino en un hecho policial, que es en definitiva, lo que la oligarquía siempre ha hecho, respecto a los movimientos populares. Borges decía que el Martín Fierro, ( que esta lleno de un sentido reivindicatorio, que integra su alta calidad estética), era la historia de un cuchillero de la década de 1870 y por vía ensayística convertía el drama del gaucho aplastado, arrinconado, oprimido, suprimido, de un hecho político en un hecho policial. De la misma manera el diario "Clarín" por ejemplo, titula ese día, en primera página (y creo que luego a dos paginas adentro), "Desordenes en la marcha de los excombatientes"; la noticia no es la marcha, son los desórdenes. Sabemos que esos desórdenes fueron tangenciales, e hilando un poco más fino, yo les quiero llamar la atención, de que se menciona la quema y los destrozos, que el grupito de provocadores "Montoneros" hace dentro de la torre de los Ingleses, pero no se hace énfasis, sobre otro hecho, si se quiere violento, pero que tiene una alta justificación política, que fue el derribamiento de la estatua de Canning. Nadie dice que eso fue un acto de barbarie, porque evidentemente en la conciencia pública, a pesar de todo, está la idea de que ese ministro inglés, que nos vendió el reconocimiento de la independencia, después de que la hubiésemos conquistado con las armas en la mano, inponiéndonos usurariamente, un crédito de 1.000.000.- de libras esterlinas de aquella época, de los cuales el país no vio un solo centavo, no puede transformarse en héroe cuya estatua esté en Buenos Aires, dónde todavía no está la estatua de Quiroga. Para decir esto ni siquiera hace falta ponerse en una posición revisionista: Quiroga forma parte de la historia Argentina, de sus avatares, de sus luchas de sus enfrentamientos, por lo tanto puede estar una estatua, puede tener un nombre una calle. La prensa no hizo énfasis en ese acto de depredación, que es elocuente por sí mismo, que es defendible por sí mismo; se fotografió La Torre de los Ingleses y se olvidó decir que el grupito este, de lunáticos y provocadores, había sido repudiado públicamente y estruendosamente por el grueso de la manifestación y por los propios excombatientes y si no se llegó a vías de hecho, (que en rigor, en un régimen democrático correspondía a la policía ), bueno, fue para evitar males mayores, que habrían derivado en nueva información, nuevos títulos, demostrativos del carácter turbulento de esa manifestación.

CONSIGNAS CONTRADICTORIAS

Creo que la manifestación en sí misma, ofrece otros puntos de interés como es la contradicción de las consignas, etc. Aparentemente en algún momento se lanzó el grito: "Galtieri, borracho, mataste a los muchachos" (yo mismo lo escuche y "Clarín "lo extrae y lo pone con una luz de rayo láser). Esta consigna ofrece algunas reflexiones, sobre lo inevitablemente contradictorio de la conciencia pública en gestación. Uno puede, por ejemplo, observar que quien mató a los muchachos fue el imperialismo británico, fueron los soldados de Margaret Thatcher, guiados por el satélite y los apoyos del imperialismo yanqui. Es decir , se puede hacer notar que cuando se pierde de vista que nuestros hombres, nuestros combatientes, fueron muertos por el invasor extranjero, se pierden de vista muchas cosas. También me hace acordar, sin con eso querer hacer una equiparación de los personajes, una reflexión de Arturo Jauretche(1) quien, hablando sobre las injurias que se vertían contra Eva Perón, es decir sobre su presunta condición de puta, decía: "En nuestro país se puede ser vendepatria, lo que no se puede es (real o supuestamente) no observar una moral sexual". Del mismo modo, parece que en nuestro país se puede ser vendepatria, no se puede ser borracho. Esto dicho un poco en familia, reflexionando sobre los vaivenes, de esta segunda batalla por las Malvinas, que no se da en los archipiélagos australes, sino en la cabeza de los argentinos y vemos que la Argentina oficial mete preso a quien condujo mal una guerra contra el enemigo extranjero, pero deja suelto a quienes condujeron bien una "guerra" contra el propio pueblo, y el propio país, (porque Videla está suelto, aunque puede ser que al final lo metan preso), donde es mas difícil aún que lo metan preso al presidente, del cual Videla fue el comisario de policía, es decir a Martinez de Hoz.

EL CIPAYISMO DE LA OFICIALIDAD YALTERA

Pero no fueron los civiles, fueron los propios militares Yalteros los que le dijeron a Galtieri, que dirigió mal una guerra contra el enemigo real del país (en verdad, Galtieri se encontró con la sorpresa de que estaba peleando contra el enemigo real del país), que tenía que irse y después lo metieron preso o lo empezaron a procesar. Ellos mismos lo hicieron porque en su concepción, desde los acuerdos de Yalta, el mundo estaba dividido en zonas de influencia y nosotros pertenecíamos a la zona de influencia Norteamericana y por lo tanto no era posible enfrentar a los Estados Unidos y a Inglaterra y que ese era el pecado cometido. Entonces, la primera etapa en esta segunda batalla, -conducida por Margaret Thatcher- estuvo a cargo de la alta oficialidad o de la cúpula militar que se había visto embarcada en una guerra que rompía con todos sus esquemas de inserción intelectual, práctica, militar, económica y política en la Argentina y en el mundo, y se hizo bajo la consigna (esto no es una interpretación mía, fue difundido como comunicado oficioso a todos los medios de prensa), de que era imprescindible reestructurar o recomponer las relaciones con los Estados Unidos y que era preciso tener en cuenta que pertenecíamos a Occidente y que debíamos observar lo dispuesto por los famosos acuerdos de Yalta, que a fines de la segunda guerra mundial reunieron las firmas de Roosevelt, de Churchill, de Stalin, determinando, las zonas de influencia en que se dividía el mundo.

LA DESMALVINIZACION CIVILISTA

La segunda etapa viene a partir del gobierno democrático, que (al margen del respeto institucional que debemos brindarle, en cuanto bueno o malo, es el que hemos elegido los argentinos) es un gobierno ideológicamente dominado, hasta la medula, por el colonialismo ideológico. Se está procurando inculcar en el país (cosa que entiendo que en definitiva no se va a lograr), dos o tres ideas centrales. Algunos la dicen más abiertamente, otros con un poco mas de pudor. La primera idea, es la que expone, ya en el curso de la guerra, una franja que va desde ese movimiento por la Patria, la religión, el hogar, esos caballeros de la Fe, que de vez en cuando aparecen, diciendo que: "Enfrentar a Estados Unidos, es hacerle el juego al comunismo y hacerle el juego al comunismo, es ofender a Dios ". Bajo esta forma neblinosa y delirante, es muy difícil que nada pueda ser tragado por el conjunto del pueblo. Pero de un modo más político esa misma idea la expone el desarrollista Movimiento de Integración y Desarrollo (MID), cuando señala que el desenvolvimiento de la confrontación militar con Gran Bretaña va a producir la ruptura de nuestra pertenencia orgánica al campo Occidental y nuestros sistema natural de alianzas. Opinión que en definitiva, no es muy distinta que la del Canciller Caputo, cuando enuncia la idea de que los argentinos, pertenecemos a Occidente, es decir cuando nos instala en el sistema de dominación del imperialismo norteamericano, británico y europeo occidental.

ENTERRAR LAS ENSEÑANZAS DE LA GUERRA

Esta es la primera consigna: hay que enterrar la enseñanza de la guerra. Porque la guerra puso al desnudo, ante la conciencia general del país en todos sus estamentos, la naturaleza de nuestras reales relaciones con el mundo. Puso al desnudo que no somos un país europeo, avanzado, aliado de esas potencias, llamadas "democráticas", sino que formamos parte del llamado Tercer Mundo, que es un modo elegante de decir que formamos parte de la zona colonial del planeta, la zona en la cual el mundo civilizado, el mundo democrático, y en parte también el mundo socialista, extrae los jugos vitales, para sostener su propio nivel de desarrollo, de bienestar y de equilibrio social interno. Esa es una enseñanza traumática de la guerra, que rompe con el "super yo" colonial que persiste sobre la conciencia del país, aún en los periodos de gobiernos populares. Porque siempre, en última instancia, estos aparecen como verdaderos intrusos que, sin exageración, se puede decir que no logran legitimarse ante la Argentina bien pensante, desde por lo menos la batalla de Pavón (el triunfo del Mitrismo sobre la Confederación, sobre el Partido Federal del Interior, de la década del 60 del siglo XIX). Ese "super yo" que se mantuvo intacto durante mucho más de un siglo, queda así cuestionada por la guerra y por la latinoamericanización que esa guerra imprime sobre el país. Y es esto, precisamente, lo que es necesario borrar de la conciencia: el primer objetivo va mucho mas allá de los movimientos tácticos, de recomponer las relaciones por diplomacia etc, afecta, yo diría, a la esencia misma del país, a su existencialidad fundamental.

¿ERA INSENSATO EL ENFRENTAMIENTO?

El segundo punto se liga operativamente con el anterior, y es la doctrina de la insensatez del enfrentamiento. Aquí obran muchas cosas. Armendariz, el Gobernador radical de la Pcia. de Buenos Aires, lo dice abiertamente: "Hubo intenciones pecaminosas en los que actuaron ", transformando así la historia en un análisis de intenciones. La "intención era perpetuarse en el poder, la intención era aliviar la presión interna ". Parece ahora que estos señores, que no hicieron nada para moverle el piso a la dictadura, que fueron mansos corderos, muy bien, estos señores creen que por la movilización del 30 de marzo, la dictadura estaba a los tumbos y que en dos días se resolvió ocupar las Malvinas. A mi me habían informado los radicales del proyecto de ocupar las Malvinas por lo menos 5 meses antes del 2 de abril de 1982. Los argentinos comunes nos podemos haber sorprendido, pero ellos lo sabían. Pero lo fundamental de esta consideración es la idea de que se trató de una batalla loca, destinada a la derrota. Yo creo que ese punto tiene que ser objeto de una discusión concreta y debe ser enfrentado en la polémica pública. Acá no se trata de subestimar el poder económico, financiero, militar, diplomático, político y cultural del imperialismo, ni de negar la debilidad de los pueblos del Tercer Mundo y de la Argentina, aun cuando la debilidad fundamental reside en el propio frente interno (es decir, la fuerza fundamental de la penetración imperialista se establece sobre todo en la dominación ideológica, y este tema es uno de los temas que hacen a la dominación ideológica). Nos preguntamos, ¿Estaba la guerra condenada de antemano a desembocar en una victoria militar de los británicos con el apoyo norteamericano? Si fuera así, el poder anularía la historia y nosotros conocemos hartos ejemplos de pueblos débiles que de un modo u otro logran triunfar militar y políticamente, porque en definitiva el triunfo militar no es lo decisivo, aunque sea la mediación necesaria en ciertas confrontaciones. Donde se logra el triunfo es en el campo político. El pueblo de Vietnam logra derrotar en 25 años sucesivamente, al imperialismo francés y al imperialismo norteamericano y la ultima batalla no se da en los campos de batalla de Vietnam, sino que se da en la ruptura del frente interno Norteamericano, es decir en el desenvolvimiento político o en las repercusiones políticas de la guerra, que terminan destruyendo la capacidad operativa -que seguía siendo abrumadora- de las fuerzas militares norteamericanas. Se puede decir que no vale hacer equiparaciones mecánicas, y la respuesta que nosotros podemos dar al caso concreto argentino, es una respuesta doble.

FF.AA. ANTIPOPULARES Y GUERRAS NACIONALES

Es evidente que con la ideología, con las hipótesis de guerra, con el tipo de armamento utilizado, con los métodos de disciplina internos y la ética de conducción de las fuerzas argentinas, con los militares del Proceso, una guerra de esta naturaleza no podía ganarse. Entonces, la consecuencia que debe sacarse es que es necesario aplicar el análisis critico, no para llegar a la conclusión de que en ningún caso la guerra se podía ganar, sino fundamentalmente para descubrir como enseñanza y experiencia de la guerra cuales debieron ser las condiciones para un triunfo militar y político. No para que llegáramos a la conclusión de que la Argentina esta condenada a someterse a los mas poderosos, sino para llegar a la comprensión de cómo como un país mas débil puede derrotar, en este o aquel terreno, a una coalición de países mas fuertes. De manera que en la función critica nosotros encontramos dos posibilidades: la de devolvernos a la moral del esclavo o la de proyectar de la experiencia de la guerra una concepción liberadora y revolucionaria.

EL INFORME RATTENBACH, MAXIMA EXPRESION DEL CIPAYISMO

En esto es inexcusable la referencia al informe "Rattenbach", que fue publicado en una revista sensacionalista, en forma sensacionalista (lo único que faltaba eran mujeres desnudas en medio del informe), destacando en tipografía especial algunos puntos de las numerosas barbaridades que cometió la conducción militar. El informe "Rattenbach" no habla sin embargo, por ejemplo, de la barbara disciplina que imperaba en las tropas Argentinas, del estaqueamiento de soldados. De eso no habla, porque para el informe "Rattenbach" ese no es el problema, naturalmente. ¿ Que dice el informe "Rattenbach" en sus ideas mas generales y centrales ? Dice que la Argentina debió haber obedecido la resolución 502 de las Naciones Unidas. Es decir, otorga legalidad a una resolución de las Naciones Unidas que convenientemente codificada significa lo siguiente: "Solamente pueden romper la paz, los países imperialistas ". Porque no hubo resolución de las Naciones Unidas para el desembarco en Grenada, ni hay resolución posible de las Naciones Unidas contra la hostilización o preinvasión de Nicaragua, ni siquiera cuando la mayoría de los países imperialistas votan a favor de ella, porque existe el veto norteamericano, no habiendo existido el veto ruso y el veto chino para la resolución 502. Entonces el informe "Rattenbach" comienza por decir que la Fuerzas Armadas Argentinas, según el glorioso General Rattembach, no pueden hacer un acto de soberanía sobre el territorio nacional argentino. Esto es lo que plantea este general, que será general, pero que no puede ser considerado argentino. ¿Y qué más dice el informe "Rattenbach"? Concentra todos sus cañones en señalar cómo el comando militar ignoro la desproporción de fuerzas. Es decir que afirma que la Argentina no puede enfrentar a poderes imperialistas, porque la magnitud de esos poderes condena de antemano a la derrota. De manera que está bien claro, y no puede causar sorpresa, que el eje de la critica que el alto mando militar hace a los -a pesar de ellos- "heterodoxos que condujeron la guerra, se funda en la ideología de que la Argentina no es un país soberano, no puede ejercer actos de soberanía en su territorio, ni puede enfrentar a poderes mayores, cualquiera sea la legitimidad de la causa que invoque. Todo lo demás se ordena en esta síntesis, toda una serie de errores, barbaridades, inconexiones, etc, se ordenan en esta síntesis y vienen a alimentarla, a justificarla.

LO QUE EL INFORME RATTENBACH NO DICE

El informe "Rattenbach" no dice que esa estructura militar argentina de tres fuerzas armadas autónomas, con tres comandantes en jefe soberanos, no nació pensando en la patria para defenderla, sino en el pueblo para oprimirlo. Porque la independencia de los comandantes en jefe, apuntaba a un solo punto, que era transformar al Presidente civil de la República (al Frondizi, al Illia, al Perón, a la Isabel de turno) en una figura decorativa. No dice que había tres fuerzas independientes porque no se pensaba en defender al país contra enemigos externos, sino en que cualquier general, brigadier o almirante le dijera al Presidente de la República: "Respondo a mi mando natural", es decir: "No respondo al presidente elegido bien o mal por los Argentinos, no respondo a la constitución etc, sino que respondo al Comandante en Jefe". Claro está que con esos tres usurpadores institucionalizados no se podía salir a defender al país hacia afuera. El informe "Rattenbach" habla de inconexiones y falta de coordinación entre las tres fuerzas, pero no acusa a la ideología subversiva que presidía la segregación de las fuerzas Armadas en entidades autónomas e independientes entre sí. O sea que el informe "Rattembach" hace las críticas y las lleva a una cúspide: tanto las que recoge como las que omite, tanto sus apreciaciones como sus silencios tienden a validar estas dos cosas: a) que la resolución 502 era legitima y debió ser acatada, y b) que el país no puede enfrentarse a enemigos mas poderosos.

LA CUESTIÓN "TÉCNICA" DE LA GUERRA

Yo no soy un técnico en cuestiones militares, lo que me permite decir menos burradas sobre cuestiones militares que los técnicos ideologizados en la cipayería (invoco además en mi descargo esa expresión de Clemenceau, el primer ministro francés durante la Primera Guerra Mundial, que señalando a su modo el carácter político que encuadra a toda guerra decía: "La guerra es una cosa demasiado seria, como para dejarla en manos de los generales"). Pero tendríamos que reflexionar sobre cómo, de dónde, de qué núcleo generador, nacen los errores y los despropósitos que presidieron una guerra que los Argentinos tenemos que saber que sí pudo ser ganada. Es más, ¡que debió ser ganada! Los gringos saben eso, basta leer ciertos cables para obtener la idea de que tienen la sensación de que la ganaron raspando. El primer punto que creo que hay que señalar es la abyección de la Argentina oficial, sobre el hecho de que no se haya hecho lo elemental en toda comunidad nacional: rescatar los nombres y las hazañas de quienes pelearon, de esos que pelearon a veces admirablemente, ¡Se rescata a Maradona, eso sí: las páginas de fútbol están encendidas de patriotismo!, ¡y todos nos conmovemos cuando a Martillo Roldán le dan una paliza de órdago! Lo revientan y estamos todos llorando, porque es un héroe, es un héroe, ¡peleó como un bravo!. Pero cuando se pelea por cuestiones reales, importantes, no simbólicas, ahí se terminó: ahí, en eso nadie sabe nada.

HAZAÑAS QUE A NADIE INTERESAN

Hay un periodista Kazantzew, al que le dieron mucho. Yo no seguí su actuación, pero escribe en "La Prensa" un articulo donde menciona las hazañas de una serie de aviadores militares que salieron a luchar por la patria, en fin no sé si será importante, si no lo fue entonces habrá que ruborizarse o decir "bueno, disculpen". Pero esos aviadores salieron a luchar por la patria e hicieron cosas de locos, demostraron no solamente gran valor sino gran ingenio, es decir la capacidad creadora de una comunidad cuando se pone a inventar cosas que no están en los manuales, ni en la fría descripción de los poderes de unos y otros, pero que van creando bajo el impulso de una profunda convicción nacional, nada más y nada menos que eso. ¿Que harían los yanquis ante una hazaña como esta?: un submarino no nuclear que atraviesa las defensas sofisticadas de la flota enemiga, se pone a tiro del "Invencible" y lo torpedea, y después de 36 horas de persecución llega a aguas seguras. Harían una serie de TV, harían algo. Dirían "miren esto, esto es además entretenido, se puede vender, hay mucho suspenso". En la Argentina la revista "Humor" se burla alegremente en unas estampillas que inventa y una de las estampillas es celebratoria del hundimiento del "Invencible", que fue realmente torpedeado. Y se ríe, "los torpedos no estallaron". En vez de reírse, hay que responderse porqué no estallaron.

PORQUÉ NO ESTALLABAN LOS TORPEDOS

¿Porque no estallaron los torpedos ? Entre otras cosas porque los importamos y en segundo lugar porque los torpedos no eran necesarios para matar a presos políticos indefensos. Entonces, la picana eléctrica, los alambres para agarrarles las manos, todo eso sí estaba, pero los torpedos no. No hubo tiempo de ver si estaban en condiciones y hubo que usarlos como estaban. Y claro, no estallaron. Pero el otro hecho es también fundamental porque juntos nos dan la clave del enigma.

CÓMO SE HUBIERA PODIDO GANAR LA GUERRA

Tratemos de reconstruir para ver como la guerra debió ganarse. Eso es lo que el país debe aprender, después de honrar el heroísmo de muchos, su valentía puesta al servicio de una causa patriótica: cómo fue aproximadamente la continuación que tuvieron de la guerra que habían empezado. Ahí había tres planos posibles de despliegue de las fuerzas nacionales. El primer plano era el de una ocupación simbólica, o sea 500 hombres desembarcaban, anulaban a los 60 o 80 marinos británicos y ocupaban simbólicamente las Malvinas. ¿Que ocurría en ese momento ? El general Majestuoso (Galtieri), había movido los hilos de acuerdo a la ideología impresa en su cabeza (que no era distinta que la de todos los otros, la de los tres primeros, tres segundos, y tres cuartos comandantes que formaban las juntas militares). Dijo entonces "Bueno, ocupamos acá y se va a crear una situación conflictiva con los británicos que al fin de cuenta son nuestros socios, que va a resolver el amigo mayor Estados Unidos. Entonces, como este asunto de las Malvinas no se va a resolver por negociaciones(2), vamos a crear un hecho, este hecho va producir una conmoción y finalmente va a venir Estados Unidos y va a decir: 'Bueno todos somos amigos, somos aliados (concepto fundamental, Argentina aliada de los países de Occidente, unos más chiquitos otras más grandes pero aliados), ustedes tomen esto, que Inglaterra se quede con esto otro y bueno -ya que estoy por aquí- yo me quedo también con algo'". Y el general majestuoso, que ya había mandado militares Argentinos a Nicaragua etc, iba a decir: "Bueno, tome", y dividíamos por tercios. Antes no teníamos nada, ahora tenemos un tercio, esa es un poco la idea, entonces ponen 500 hombres en una ocupación simbólica. A partir de ese momento se precipitan los acontecimientos.

MAYORDOMOS, AMOS Y TÍAS

Imaginen una plantación en el Sur de los Estados Unidos, antes de la Guerra Civil. El mayordomo negro, que es un esclavo en excelentes relaciones con el amo, habla pestes de la tía del amo, que es una mujer insufrible. Entonces, uno y otro intercambian figuritas sobre lo imbécil e insufrible que es la tía, muy jocosos los dos... hasta el momento que el mayordomo se considera un pariente del amo y le hace un desplante a la tía. En ese momento al mayordomo le dan una patada y lo mandan a la choza a cortar y a cargar algodón. Porque una cosa es que la tía sea una reverenda estúpida que no la aguanta nadie y otra cosa es ¡que un esclavo mancille o le falte el respeto a un miembro de la clase dominante! Como el mayordomo no tiene conciencia de clase, pero el amo sí, ¡sí que tiene conciencia de clase!, sabe que al tocar a la tía insufrible, lo están tocando potencialmente a él. Y eso no se puede tolerar. Entonces Inglaterra responde como un país serio, es decir como un país imperialista serio, y dice: "Acá no hay nada que discutir, acá es necesario corregir al esclavo , este es un esclavo rebelde", y cuando se está a punto de llegar a un acuerdo de paz, hunde el Crucero General Belgrano. No lloremos -salvo, por supuesto, por las víctimas- ya que ellos actuaron en serio, y de ellos tenemos que aprender. Actuaron siguiendo su ley y su ley era: "Un país dependiente, un país esclavo, no puede ejercer actos de soberanía frente a un país imperial", eso es todo lo que Haig y la Thatcher hicieron en lo esencial. Pero al hacerlo revelaron lo que la Argentina es: que no era un aliado, que lo nuestro era la forma más abyecta del sometimiento del esclavo, la del que se cree igual al amo porque el amo por ahí lo trata cordialmente. Revelaron que el primer aspecto de la reversión de esa situación, de la subversión de esa situación es asumir que la Argentina es un país colonial, un país Latinoamericano, del tercer mundo. Que la Argentina no es un país de Occidente, es una colonia de Occidente y que "Occidente" significa "el imperialismo ingles y norteamericano", con sus acuerdos de superpotencias y enfrentamientos con el otro bloque, que no por casualidad no tuvo la intuición de vetar la resolución 502. Y eso pese a que era una cuestión de principios vetarla, independientemente de como actuaba o como venia actuando la política internacional Argentina. Cuba y Nicaragua, que lo comprendieron y apoyaron inmediatamente, pero las grandes potencias llamadas socialistas o un poco socialistas no vetaron esa resolución.

"LOS INGLESES NO SE VAN A VENIR CON TODO"

Entonces, ante esa situación, viene el segundo paso, transformar la ocupación simbólica en una ocupación militar ¿ Para qué?, para pasar a un operativo de disuasión, se dijo: "Si ponemos 9000 hombres, ¿Los ingleses se nos van a venir con todo ? Es una locura, por unas islas insignificantes con 1800 kelpers ahí... Hay una desproporción monstruosa". Pero los ingleses que sí son serios se nos vinieron con todo. Entonces así empezamos a ver la primera raíz de la derrota, está en el no dimensionamiento militar de la guerra por un error de concepción política, cosa que no nos puede engañar y asombrar, porque en definitiva los militares argentinos creían que venían de otra guerra. Todavía "El héroe de Puerto Argentino" Benjamin Menéndez, sigue diciendo: "Yo que he estado en dos guerras y he sido general victorioso en la primera". No sabe lo que es una guerra, ha estado en una carnicera operación de policía y cree que era una guerra. No sabe lo que es una guerra, es como si un médico no sabe lo que es un microbio y quiere agarrar y salvarlo a alguien de la lepra o de la tuberculosis. Muy bien, de modo que no es asombroso: operaron de manera tal que creyeron que a nivel de disuasión iban a conseguir resolver el problema, más duramente. Creían que la cosa iba a quedar con Inglaterra, con la tía del dueño de la plantación.

CON OTRA CONCEPCIÓN DE LAS COSAS...

¿Que hubiera ocurrido si hubieran previsto, de acuerdo a una concepción razonable, lo que iba necesariamente a suceder? Bueno, en ese caso posiblemente se habría mandado la flota -antes de la apertura de las hostilidades- a operar desde el Puerto Argentino y el estrecho San Carlos. No se habría mandado a ultimo momento al "General Belgrano" que tenia, por ser un navío antiguo, un gran poder de fuego. Se habría puesto este crucero con su poder de fuego en la bahía de Puerto Argentino. La revista de la Fuerza Aérea denuncia que quedó en Campo de Mayo una pista de aluminio enrolladita, es decir que no se previó que el grupo combatiente central de la Fuerza Aérea debía establecerse en Malvinas, y luego concluye: "debido a eso los ingleses pudieron colocar una costa artificial a 100 millas de las Islas Malvinas y obtuvieron sobre la Fuerza Aérea Argentina superioridad táctica, porque los aviones argentinos solamente podían operar unos minutos y tenían que volver a sus bases." Esto no está inscripto en el análisis de qué potencial tiene este país y qué potencial tiene este otro, sino en el análisis político de la guerra: si hubieran sabido que esa era una guerra en que iba haber que combatir, habrían puesto el grueso de la aviación y los barcos sobre Malvinas y entonces habrían hecho polvo cualquier tentativa de aproximación, máxime cuando sabemos que aún en las malas condiciones que ellos mismos generaron hicieron polvo varias tentativas.

PÉSIMAS DECISIONES LOGÍSTICAS

Tercera cuestión, ¿es concebible, ya pasada la época de los incas - como ustedes saben las tribus o las naciones precolombinas, aún las mas avanzadas, ignoraban la existencia de la rueda, no tenían la rueda y tampoco ganado mayor, tenían que poner la carga directamente sobre las llamas y las vicuñas que son animalitos muy mimosos - es concebible, preguntaba, que para llevar las provisiones al frente los soldados argentinos tuvieran que cargar durante 8 horas bolsas de papas que pesaban 50 kilos? Durante nuestras guerras civiles, se inventó la infantería de a caballo. Las grandes distancias impedían que los infantes las recorrieran, entonces hacían el trayecto a caballo y cuando había que combatir desmontaban. ¡Y en Malvinas se hacían largas marchas cargando papas! No digo que se llevaran jeeps con orugas por el terreno bando, no digo que se llevaran helicópteros. Ni siquiera se llevaron caballos... ¡ni caballos!. Para hacer en 2 horas 30 kilómetros, había que caminarlos y cargar las cosas.

TROPAS INMOVILIZADAS POR UN ERROR POLÍTICO

Claro nosotros éramos también zonzos, leíamos y decíamos que para defender una isla la proporción es un hombre por cada cinco atacantes. Eso es en Europa, en lugares poblados, en lugares donde hay caminos. Aquí era al revés, se necesitaba asegurar la mas mínima movilidad para atacar la primera cabeza de puente, tendrían que haberse agarrado todos los helicópteros disponibles, los caballos, usar los jeeps con oruga y darle movilidad a esas tropas. Entonces creo que no se necesita ser militar, ni técnico, ni haber estudiado el arte de la guerra para entender, por sentido común, que todo eso no se hizo porque se supuso que no iba haber desembarco británico, que no iba haber que pelear. Y se supuso que no íbamos a tener que pelear porque se supuso que íbamos a recibir el trato de aliados, no el trato de vasallos rebelados.

DERROTA MILITAR Y REACCIONARISMO DE LA OFICIALIDAD

Por supuesto, no necesito extenderme sobre el hecho de que rebosaba Puerto Argentino de comestibles y medios que no llegaban al frente de batalla y lo que eso significa en cuanto a definir la relación entre un cuerpo de oficiales que actúa como policía del país y el cuerpo de tropa: en general vive institucionalmente su situación como privilegio (por supuesto ha habido muchas excepciones). Considera a los "soldaditos" combatientes -y a los suboficiales incluso- como cosas. Esa profunda corrupción no es sino la expresión militar y combatiente de la corrupción de los golpes de Estado. Un alto oficial naval que estuvo en el comando operativo se lamentaba que por un lado se ignoraran hazañas como el torpedeamiento del "Invencible" y por el otro lado se haga alharaca sobre el estaqueamiento de soldados. Yo creo que este señor, en lo primero, tiene toda la razón y en lo segundo no tiene absolutamente razón, porque un ejército que estaquee soldados, es decir seres humanos de carne y hueso que a lo mejor 15 minutos después van a estar tiroteándose y muriendo, no puede ganar una batalla, salvo contra un ejército que también estaquee soldados. Todos los elementos, algunos de los cuales señala "el informe Rattembach" (los jefes no iban al frente, las tropas como eran cosas, no eran renovadas, los que estaban en la retaguardia se quedaban en la retaguardia y los que estaban en el frente se clavaban semanas en el frente), todo ese conjunto de modos de conducción, se ligan por supuesto con el carácter reaccionario que asume la oficialidad bajo la ideología colonial de la seguridad nacional. Bueno, a esto que señalo en forma esquemática, podría añadirse la falta de previsión de haber cargado cuanto pertrecho podría señalarse en la flota mercante Argentina y desembarcar antes del bloqueo la mayor cantidad de pertrechos, combustibles, etc.

EL FANTASMA CHILENO Y LA DESCONFIANZA EN EL PUEBLO

El disparate político de haber mandado las tropas de elite a la frontera con Chile, en lugar de haberlas mandado a pelear en Malvinas, con el argumento de que nos iban a dar la puñalada por atrás y olvidando que la movilización nacional, el buen soldado de infantería que es la base de todo ejército, especialmente en un país dependiente, hubiera destruido la hipótesis de una invasión a las tropas de Pinochet. Para eso no necesitábamos tropas de elite. Y no digo esto para imputar que se hayan mandado soldados jóvenes y que vayan a pelear los profesionales, no. Simplemente para señalar que grupos de soldados entrenados, especializados y profesionales, rápidamente dan una cohesión militar y una capacidad combativa a los reclutas, que se convierten en semanas o en días en combatientes. Depende de que haya una conciencia política nacional que anime al conjunto.

FF.AA. COLONIALES NO PUEDEN SERVIR A LA PATRIA

Esto nos lleva otra vez al error de la concepción general. Partamos de donde partamos, sea de las relaciones argentino-chilenas, de las relaciones Ejército-pueblo, o de cualquier aspecto que analicemos, llegamos sin forzar el razonamiento, de un modo natural y a través de nexos concretos, al hecho de que todos los errores derivan de una concepción y una practica colonial. Fuerzas Armadas educadas en una concepción política colonial, en una concepción militar represiva, en una concepción de seguridad nacional, en una concepción contraria a la defensa nacional, educadas en la idea de que no son las Fuerzas Armadas de la nación, del país y del pueblo argentino, sino que son un eslabón de una causa universal en que Occidente lucha contra las fuerzas demoníacas (que es el modo de hablar de "ser el eslabón dependiente del imperio"), naturalmente no podían -salvo la presencia directa del Espíritu Santo, pero el Papa vino hablar... ¡a favor de los ingleses!- no podían, decía, concebir la operatoria global de esa guerra.

GANARSE A LOS KELPERS SIN LIQUIDAR LA F.I.C.?

Hay otros hechos: de un modo plausible, las Fuerzas Armadas, consideraron después de haber masacrado a los argentinos, que las relaciones con los kelpers debían dirigirse políticamente. Entonces actuaron como señoritas, y así es que el Capitán Giachino murió como un perro, por no ponerle un obusazo a la casa del Gobernador y hacer saltar a todos los gringos de ahí adentro. Es un hecho ponderable, pero omitieron un pequeño dato: que para intentar ganar la voluntad de los kelpers (cosa bastante difícil, pero bueno...), para intentar ganarla, era necesario destruir a la "Compañía de las Islas Falkland", la FIC, que sintetiza en su trato con Malvinas el trato general del imperialismo británico y norteamericano con el Tercer Mundo. Malvinas exporta por valor de unas 2.500.000.- libras esterlinas a través de la FIC, la Compañía de las Falkland, que es un capitulo en una monstruosa multinacional que tiene inversiones en Groenlandia, en Siam, en todas partes. Es una oficina las Falkland, pero en Malvinas es todo. Al mismo tiempo, Malvinas importa por unos 800.000.- libras esterlinas, es decir tiene 1.700.000.- de balanza comercial favorable, dos terceras partes de sus exportaciones son superávit de la balanza comercial. Ustedes imaginen que esa empresa monopolica asentada ahí, chupa como ganancias que no se reinvierten las dos terceras partes de las exportaciones, en unas islas que lo único que hacen, lo producen para exportar.

PARA GANARSE A LOS KELPERS HABIA QUE EXPROPIAR OLIGARCAS

Las islas mismas están en manos de un grupo terrateniente ausentista, es decir que tenemos allí los dos elementos (la economía dependiente manejado por un monopolio multinacional y la monoproducción basada en una clase o clasecita terrateniente) que son las características de la estructura semicolonial argentina. Una vez que le sacamos los otros elementos y queda el esqueleto, se dan en Malvinas los mismos elementos que acá.Entonces parecería que habría que romper esa situación y llegar y decir: "Señores, el Estado Argentino garantiza la nacionalización de esta compañía, que a su vez va a pasar -según un plan "X" ( no vamos a entrar en todas las posibles variantes )- a ser una propiedad colectiva o una propiedad cooperativa o como diablo se quiera llamar, de la comunidad malvinense. Solamente van a poder ser propietarios de tierras en las Malvinas quienes vivan y produzcan en ellas, queda todo terrateniente ausentista expropiado y se abre un registro para entregar tierras a la explotación". Estoy dando un ejemplo -no se, yo creo que los kelpers ni con es se ablandan- de lo que seria un tratamiento político. Ahora bien, la pregunta que se impone es: Gente que ha afirmado el privilegio dentro del país, que ha falklandizado el país, que vive sometida a esa servidumbre intelectual, ¿va a actuar como transformador de las condiciones en las Malvinas, para romper el vinculo con el monopolio extranjero? Ese vinculo lleva, como sabemos, a una despoblación de las Malvinas, que tenian a principio de siglo 2.500 habitantes, tienen actualmente 1.800 y podrían tener 10 o 15.000 habitantes perfectamente, porque es una geografía mas feraz que la de la meseta patagonica, donde tienen que tirar anualmente varias decenas de miles de cabezas de lanares al mar, porque no las pueden mantener. Aproximadamente 300.000 lanares tienen, 300.000 lanares ¿Y dan de comer a 2.000 personas nada más?

LA GUERRA TOTAL: CÓMO ATACAR AL CORAZÓN DEL IMPERIO

Es curioso ver cómo la conciencia nacional avanza fragmentadamente por distintos andariveles. Nada menos que el señor Manfred Shoenfeld, en "La Prensa" señala con mucha inteligencia, que es inexplicable que no se haya atacado el punto mas débil del despliegue militar británico, que eran los grandes cargueros que traían la tropa. Si se pudo llegar a torpedear al "Invencible" es muy difícil pensar en la imposibilidad o en la dificultad de haber torpedeado a esos grandes cargueros, trasatlánticos que traían 5 o 10.000 hombres adentro. Un lindo torpedo, ahí, hubiera producido una conmoción universal y habría movilizado a la sociedad británica. Porque hay dos situaciones que pueden movilizar a la sociedad británica contra las aventuras imperiales: una es cuando empiezan a llegarle los cajones o los telegramas de sus muertos a ellos, con lo cual se empieza a moderar el patriotismo imperialista y chauvinista; la segunda es cuando empiezan a tocarle sus dólares o sus libras, entonces se abre el otro capitulo, el de la guerra total, que fue de entrada el mas evidente.

INCAUTAR AL ENEMIGO TAMBIÉN ES UNA MEDIDA DE GUERRA

La Argentina hubiera podido decir "Queda abolida la deuda con Gran Bretaña, se expropia la deuda con Gran Bretaña como enemigo de guerra", como antecedente, a lo mejor habría que haber buscado una ley inglesa, averiguar por ejemplo qué hicieron los ingleses con la deuda con Alemania, si es que había deuda con Hitler: ¡A ver si se iban a Suiza a pagarle la deuda a Hitler durante la guerra! Hubiera sido, simplemente, repetir la táctica de Rosas cuando les dijo, durante el bloqueo anglofrancés : "Sí señores, vamos a hablar sobre la deuda y el empréstito Baring que se viene arrastrando, cuando ustedes se vayan" y entonces los banqueros ingleses le empezaron a decir a los aventureros de las cámaras y del gabinete: " Paren la mano queridos, que no cobramos". O sea que había que pasar a la incautación, a la expropiación, al desconocimiento de la deuda y a advertirle a los "aliados " que nosotros estabamos considerando qué hacer con toda la deuda externa. Por supuesto para eso había que tener otra concepción, pero lo importante del caso es que nada sale de la nada: de la ruptura, del quebrantamiento de una vieja concepción colonial, por un fenómeno intrínsecamente legitimo como era el enfrentamiento con Inglaterra y Estados Unidos por las Malvinas se abría y se abre la posibilidad de la recomposición de una conciencia política. La batalla que están dando ahora en nuestro país busca, precisamente, impedir esto.

MALVINAS ECONÓMICAS

Un poco esquemáticamente, podemos decir: "Se paso de una 'guerra' bien llevada, en el sentido de eficientemente llevada contra el pueblo argentino, 'guerra' que produjo 20 o 30.000 víctimas mortales mas todas las demás, a una guerra mal llevada contra el imperio, contra el dominador real, abriendo así el camino de poder llevar adelante una buena guerra de liberación contra el enemigo real". Y al hablar de guerra no estoy hablando solamente de hechos militares. Estamos viviendo una época de batalla ideológica que se proyecta sobre la actualidad y sobre los distintos aspectos que estamos enfrentando: hace un mes y medio en un articulo de "Ámbito Financiero" (el órgano de prensa de la patria financiera) que dio mucho que hablar, se denunciaba o se anticipaba que podía existir el proyecto de no pagar la deuda externa, de declarar la moratoria. Yo estaba en ese momento en el Uruguay y leo en el diario "El País" de Montevideo, un diario que reputo más reptiliano que "La Prensa " o " La Razón ", un articulo muy bien escrito, muy bien expuesto, con el título: "Hacia unas Malvinas económicas". Allí, y después de describir mas o menos la situación, se sacaban las conclusiones que eran básicamente estas: La Argentina sufrió la aventura de Galtieri de enfrentar a un poder militar incontrastable y ahora parece a punto de sufrir unas Malvinas económicas enfrentando en lo económico el bloqueo incontrastable de los países poderosos. Dicho de otro modo: acá todos los aspectos y planos de la realidad se interrelacionan. La moraleja de la fábula para esta ofensiva entreguista es: "Si no pagamos la deuda externa, nos va a pasar lo mismo que en Malvinas", y esto expresa el carácter incontrastable de los grandes poderes mundiales, y por lo tanto el destino prefijado e inexorable de la Argentina, que está destinada a ser un país satélite y colonial. Es imposible extraer fuerzas del país para enfrentar ese destino y para generar una real independencia nacional.

CÓMO SEGUIR LUCHANDO

Esta concepción tiene siempre dos formas de presentarse: una forma abierta que posiblemente o seguramente obtiene el rechazo general, y formas indirectas, encubiertas, a veces con cierto aire progresista, pero donde escarbando un poco, uno encuentra de una u otra manera el planteo del derrotismo. Por eso, volviendo al principio, la prensa entreguista y cipaya ha tenido esta reacción ante un hecho tan alentador a pesar de su incipiencia ideológica y a pesar de lo contradictorio de las consignas (la vida es así, la vida no se da como modelos puros ni mucho menos). Lo que tenemos, y es un hecho central, es una convocatoria de un grupo de excombatientes dotados de alta intrepidez política, de una maduración sorprendente, que asume la guerra como gesta nacional, que exige explicaciones y que ejerce una critica implacable a todos los desvaríos de su conducción. Y que frente a la tentativa de suprimir el ejercicio militar obligatorio, es decir, frente a la tentativa de los que ostentando cierto aire de rebelión, dicen en definitiva:"Solamente puede haber guerreros de países imperialistas, los argentinos no tenemos derecho de defender nuestro país", responden diciéndole "¡Sí!" al servicio militar, como deber y derecho. Le dicen "sí" a un servicio militar democráticamente organizado. La reacción de esa prensa, por lo tanto, honra a su manera a esta movilización de muchos miles de argentinos. Pero claro, la primera reacción que uno tiene es decir: "Bajemos los brazos, acá nada sale bien, resulta que 20.000 tipos se reúnen, hacen una gran manifestación, se producen ciertos incidentes totalmente tangenciales, de gente que es repudiada ahí mismo y esto que es lo que van a leer 500.000, 1.000.000, 2.000.000 de personas: es un hecho policial. ¡Pero estos tipos controlan todo!". Yo creo que no, porque la verdad se abre paso. En realidad, están a la defensiva, tiene que empezar por deformar un hecho que no pueden ocultar y es que hay un gran sector -no sé si mayoritario o minoritario pero que es indestructible y que si no es mayoritario lo va a ser- un gran sector profundo del país(3) para el cual esta experiencia es una experiencia en plena digestión, en pleno proceso. En definitiva, el resultado final va a depender de lo que vayamos haciendo en la clarificación, en la discusión política de estas cuestiones y en llevarlo digamos a acciones tales como la del Dos de Abril ultimo, que demuestra que ese golpe, ese choque que ha dejado muertos, ha dejado sangre, que ha dejado la huella indeleble del imperialismo inglés y norteamericano, es algo irreversible. No mecánicamente, claro: depende de la lucha que todos vayamos desarrollando. Pero teniendo en cuenta eso, computando eso, es irreversible. Bueno, nada más. ( largos aplausos ). Me pongo a disposición de ustedes. Pregunta: ¿ Acá no le parece que se toco la cuestión patriótica ? y yo creo que había soluciones mas importantes que Malvinas, o sea estabamos luchando contra los Ingleses y la Patagonia es de sociedades anónimas Inglesas, están en Córdoba, en la Pcia. de Buenos Aires, eso creo que era mas importante que jugar con el patriotismo en cierta forma mal de la gente, porque había elementos movilizadores en el pueblo Argentino, mas importantes que lo de Malvinas, yo creo que lo de Malvinas no era el momento. No creo que sea una visión no revolucionaria decir que lo de Malvinas fue una aventura, yo creo que se puede ser revolucionario y decir que lo de Malvinas fue una locura, porque la revolución no se hace mandando 10.000 soldaditos que no sabían pegar un tiro, como podía haber sido yo. Acá los hechos revolucionarios pasan por otro lado y acá se jugo con la sensibilidad de la gente, con un patriotismo, no se ofendan pero barato, acá lo de Malvinas fue un verso, un verso trágico ? Spilimbergo: Bueno, esto es un ejemplo de las cosas que deben discutirse, yo no comparto su punto de vista, porque habría resultado bastante difícil convencer a Galtieri que empezara expropiando a los capitales Británicos o Norteamericanos en la Argentina. La historia se dio así y fue lo menos malo que le pudo pasar al país, en un momento dado que el país estaba programado para una total destrucción, privatizaciones etc y lo único estructurado era el aparato represivo de las Fuerzas Armadas, ese aparato se vio por lo que Hegel llamaba "Una astucia de la historia ", tirando contra el enemigo real del pueblo Argentino. Pero el problema central, es que eso genera el elemento de un hecho de conciencia, porque a partir de eso, resulta muy difícil, salvo que nosotros mismos ayudemos, recomponer la conciencia satélite en las Fuerzas Armadas, en los términos que estaba cristalizada de un modo absolutamente irracional y férreo hasta el dos de abril, porque a corrido sangre, a corrido sangre. Y por otro lado sirve para extraer las enseñanzas de la guerra, porque mientras nosotros no asumamos que esa guerra se pudo haber ganado, ¡ Nunca vamos a obtener la unidad nacional para decir: se puede enfrentar al Fondo Monetario Internacional !. También aquí tenemos que decir que el poder de la Argentina respecto a los enemigos es infinitesimal y que los enemigos pueden actuando correctamente ser derrotados o para decirlo de otra manera, los tenemos que despreciarlos estratégicamente y tomar en todo su cuidado y peligro tácticamente. Pueden ser derrotados, es posible decir ¡ NO al Fondo Monetario !.
Pregunta: La incomprensión que surge de un sector del tema Malvinas, es básicamente por el problema de los derechos humanos, lo que representan esos militares que tomaron Malvinas, es decir, quienes lo llevaron a cabo, impide que uno pueda hacer una autocrítica y muchas sectores de izquierda no entienden el problema Malvinas, esa eso es un poco la pregunta . Spilimbergo: yo haría sobre eso que es muy pertinente, un doble reflexión, me acuerdo que el viejito Ernesto Giudici, de una larga trayectoria, un hombre duro frente a los represores que lo reprimieron varias veces en su vida o sea insospechable de ningún tipo de agachada o renuncia, que en el proceso de la guerra discutiendo con algunos compañeros míos incluso, termino su exposición diciendo: "! Aun desde la cárcel, tenemos que apoyar la guerra !, porque en su sustancia es una guerra entre el imperialismo y el pueblo Argentino, al margen de lo importante pero circunstancial de quienes la dirijan". Y también quiero recordar la actitud del General San Martín, respecto al bloqueo Anglo-Francés. Claro uno puede decir si es rosista o si tiene simpatías con Rosas: Rosas no era Galtieri, pero para mucha gente Rosas era un tirano y creo que para la aplastante mayoría de la gente Galtieri también era un tirano. O sea desde el punto de vista de la actitud no importa que era Rosas o Galtieri, sino cual era la opinión de San Martín. Los rosistas clásicos han hecho un análisis limitado, no han sacado todo el partido, toda la enseñanza de la cuestión, un poco llevados por la necesidad de reivindicar a Rosas, entonces decían: "San Martín el indiscutido le da el espaldarazo, además le da el sable, lo apoya etc, como diciendo: ven que Rosas era una buena persona. Pero lo que ellos pasan por alto, es algo que da mas relieve a la cuestión, creo. San Martín era por formación, por naturaleza, por estructura mental y humana, la antítesis política de Rosas, era un liberal del siglo XVIII, era un legalista, un antibonapartista, un anticesarista en todo y de hecho, el que podría haber tenido, a pesar que tuvo sus peleas, mejores migas con Dorrego, cuando llega a Buenos Aires a repatriarse y ve que han fusilado a Dorrego, el se va y no vuelve mas, los unitarios no siguieron gobernando. Sin embargo San Martín a quien podemos considerar un enemigo político de Rosas, no vacila en el momento de producirse el conflicto en fijar una posición tajante.
Pregunta: ¿ Esa recomposición de la conciencia, que usted hablaba, como se da, en forma individualista.
Spilimbergo: De algún modo la conciencia individual que genera el capitalismo en todos los ordenes, que por su puesto no le impide suprimir la conciencia individual cortándole la cabeza a los negros del África y las orejas a los soldados Argentinos con los Gurkas por delante, a sus propios obreros, el exterminio, la represión, la intimidación, la propaganda en fin no, pero esa conciencia individual nace de la generalización del mercado, es decir, el pequeño productor que va y vende y entra en competencia con otro, el empresario genera a partir de que ellos son dueños de los medios de producción y en competencia con otros dueños, genera la conciencia individual. Además en todos los ordenes de la vida social, toda la problemática de la filosofía moderna es sobre el papel creador de la conciencia en el conocimiento del mundo, surge además de eso, por su puesto a través de una enorme cantidad de mediaciones y es un problema que la filosofía antigua no se había planteado, se planteaba los problemas de la ética, de la política y de la interpretación de la naturaleza, pero el papel del conocimiento, del sujeto que conoce, aparte de considerar que el hombre esta en el centro del mundo. Ahora a su vez, eso que es un logro de la civilización, asume un carácter clasista, es la conciencia individual del burgués, es la conciencia individual en lucha con los demás, es la conciencia egoísta, egoísta contra los otros burgueses por la competencia y que le niega conciencia individual a los de abajo aunque hable en nombre de la conciencia de todo el mundo, "porque todo el mundo puede transformarse en burgués". La conciencia solidaria que se contrapone, bien definida como conciencia nacional o conciencia de clase, que es la negación de la otra, sin embargo no podría surgir sino sobre la base de la otra. Al decir yo soy la condición de la revolución nacional, es la conciencia individual que se pone como factor activo de la historia, pero no en contra de los demás, sino en solidaridad, porque la revolución es la expresión mas alta de la solidaridad, pero es una solidaridad que se funda en un mayor desarrollo y madurez de la conciencia individual, o sea que toma la conciencia individual digamos de la civilización burguesa, le quita su carácter egoísta, rompe eso, se opone críticamente, heredando lo que tiene de aporte, pero dándole una proyección de solidaridad. Pregunta: ¿ Entonces la conciencia colectiva como tal, seria una abstracción, no es ?
Spilimbergo: La conciencia colectiva no es la anulación de la conciencia individual, sino que es la realización de la conciencia individual. Yo como individuo me reconozco hermano y mi pleno desarrollo individual, esta en lograr el desarrollo de todos, como creo que está la formula de Engels: "Una sociedad en la que el libre desarrollo de cada uno, sea condición del libre desarrollo", es decir, si yo me desarrollo, no es sobre la base de chuparle la sangre a los demás, sino sobre la base de promover el desarrollo de los demás, de olvidar incluso mi interés inmediato, pensando en el interés de todos, eso va a generar mi desarrollo, que es lo que se da elementalmente en una huelga, si alguien piensa que lo van a echar, que el patrón lo va a considerar mal o no lo van ascender etc, todos son carneros. Entonces el hecho de postergar, es decir, yo pongo en peligro la situación de mis hijos, si me echan, pero están los otros hijos, porque yo tengo que tener mis hijos en los otros también. Bueno todo eso es una especie de individualidad mas alta y la discusión fraterna del tema Malvinas, eleva la conciencia individual y colectiva.


N O T A S (3) Pero que además divide el país de arriba abajo: va desde los sectores mas profundos que no vacilan hasta sectores de cúpula, respecto los cuales hay que dar también batalla política para que aislar al núcleo indestructible de la entrega.

Guemes por Spilimbergo

GÜEMES Y LA “GENTE DECENTE” DE SALTA
Por Jorge Enea Spilimbergo

El nuevo aniversario de la muerte de Güemes, que se cumplió el 17 de junio, dio lugar a las conocidas efusiones patrióticas. Pero estos homenajes al caudillo popular ocultaron escrupulosamente el real significado de su acción militar y política, así como las causas que determinaron su muerte a los 36 años en manos de la misma oligarquía salteña que aún hoy mantiene su poder infame integrada a la oligarquía "nacional".

A diferencia de Artigas, Güemes mereció el indulto póstumo del partido unitario y los historiadores oficiales seguidores de Mitre. Pero esta entrada en redil se debe únicamente al hecho de que Güemes acertó a morir oportunamente. Por otra parte, la gloria póstuma servía para tapar el proceso del asesinato de Güemes por la oligarquía salteña en connivencia explícita y directa con las armas del Rey de España y apuñalando por la espalda la empresa liberadora de San Martín en Perú. Los Uriburu, Cornejo, Saravia, Zuviría, Benitez, Figueroa y demás asesinos de Güemes en complicidad con el invasor realista, tuvieron abundante y funesta progenie que ha sabido guardarse las espaldas de la honorabilidad patriótica con el mismo celo con que los Mitre han creado el mito del siniestro caudillo de la bárbara oligarquía bonaerense.

El asesinato de Güemes, rubricado por la designación por aquella pérfida oligarquía del jefe de los ejércitos realistas como gobernador de Salta, significó la pérdida definitiva de las provincias del Alto Perú (Bolivia), que habrían de ser liberadas y erigidas en Estado independiente por Bolívar y Sucre. La empresa americana de la generación de la Independencia sufría así un colapso decisivo por el lado argentino, ya que dejaba a San Martín en inferioridad operativa frente a los españoles y le obligaba a ceder al libertador Bolívar la parte final de la campaña. Pero estos alcances no fueron tenidos en cuenta por los autores del complot oligárquico para quienes se trataba, exclusivamente de producir una contrarrevolución social, un golpe de Estado contra el gauchaje y la democracia militar del barbudo comandante de la guerrilla patria. Como volvería a ocurrir innumerables veces en nuestra historia hasta los amargos días que vivimos, la causa de la soberanía y la afirmación nacional se encarnaba en los estrados más humildes, numerosos y explotados de la población, mientras la oligarquía - la clase "decente" como entonces se decía, el vecindario "distinguido" que formaba el "pueblo" de los cabildos abiertos ligaba su destino a la balcanización, la rapiña y el vasallaje. No es difícil designar por sus nombres a los traidores a la patria aunque se corra el riesgo de ir preso por ofender a algún "pundonoroso".

La imagen que se nos ha dado de Güemes es la de un monaguillo unitario que defendió como Robin Hood una frontera desamparada permitiendo a San Martín hacerse el Aníbal con el Ejército en los Andes. Esta Imagen es falsa. Güemes, gobernador de Salta desde. 1615, a los 29 anos, defendió con método de guerrillas las quebradas jujeñas y los valles de Salta rechazando ocho invasiones, de las cuales la tercera dirigida por los generales Ramírez y Canterac, fue realmente formidable. Pero esta guerra que dejó a Salta victoriosa aunque arrasada no se llevó a cabo con métodos guerrilleros porque la empresa de San Martín hubiese absorbido la totalidad de las armas nacionales. Allí estaba, a pocas jornadas, el Ejército del Norte, inmovilizado en Tucumán desde la retirada de Sipe Sipe hasta la marcha hacia Buenos Aires en apoyo del Congreso unitario, oportunamente desbaratada por el pronunciamiento de Arequjto. ¿Por qué, en más de cuatro años, ese ejército, a todas luces respetable por el número de sus efectivos, su parque, oficialidad y caballadas no osó moverse en apoyo de las bravas milicias gauchas que combatían sobre Salta y Jujuy ?

La respuesta la suministra el eminente historiador salteño don Bernardo Frías en el IV tomo de su "Historia del General Güemes y de la provincia de Salta, o sea, de la independencia Argentina" Título tan pretencioso es en buena medida, justificado, aunque merecería este subtítulo: "E historia de la infamia oligárquica en Salta, o sea, de la conjuración contra la independencia argentina". Esta historia, como gran parte de la bibliografía fundada en el manejo de los archivos provinciales y las tradiciones familiares locales yace sepultada en su misma publicidad.
Para entender esta paradoja hay que decir que don Bernardo Frías, hombre de la “clase decente" salteña pero dotado de objetividad crítica (y sobreabundante de documentación) dedicó largos años, en los comienzos del siglo, a los ocho tomos de su obra, de los cuales sólo los tres primeros vieron la luz en vida del autor. Los decisivos tomos IV y V publicáronse en 1954 (segunda gobernación Durand) y en 1961 (Comisión Salteña del Sesquicentenario), respectivamente. Lo modesto de la tirada - mil ejemplares – aseguraba que el honor no implicase publicidad, máxime porque, como sucede con estas ediciones oficiales, casi todos sus ejemplares duermen un sueño institucional en los más impensados anaqueles públicos y privados. En cuanto a los tres tomos finales, siguen en estado de manuscritos. Pero quien desee un atisbo del material suministrado por Frías puede consultar al tomo VIII de la Historia de Vicente Fidel López, quien relata entera aunque suscintamente los episodios que desembocaron en el asesinato del comandante guerrillero, gobernador de Salta y general en jefe del Ejército Expedicionario al Perú (así designado por San Martín en junta de generales y reconocido por todas las provincias), general don Martín Güemes.

La causa de la inactividad del Ejercito del Norte acampado en Tucumán es la misma por la cual, hacia la misma época, el director Pueyrredón y el Congreso unitario dejaban a los portugueses invadir impunemente a la Banda Oriental. Si en un caso se admitía preferible que una provincia argentina se perdiera a que un caudillo federal la gobernase, en el caso de Güemes el plan consistía en hacerlo servir de paragolpes, dejar que las tropas españolas lo liquidaran y liquidar a su vez a los godos sobre Tucumán, previsiblemente debilitados por el accionar de las milicias salteñas. Se mataban así dos pájaros de un tiro, aunque en uno y otro caso el territorio nacional quedase desgarrado en girones.

Tanto Salta corno la Banda Oriental tenían una decisiva importancia estratégica en la querella del federalismo. Si éste no lograba abrirle "puertas a la tierra” estableciendo su propio enlace geo - económico con el mercado mundial, acabaría estrangulado por el puerto de Buenos Aires y la oligarquía bonaerense, como en efecto ocurrió, bajo la divisa unitaria de Rivadavia, "federal" de Rosas y separatista o "nacional” de Mitre. Pero el portugués Lecor ocupaba Montevideo y el godo Olañeta Salta. Desmoronada la democracia militar, gaucha y americanista de Güemes. Salta recién ahora se convertiría en frontera – límite, dejaba de ser la frontera combatiente, la puerta armada hacia el Alto Perú y el Pacífico.

Porque junto al Güemes defensivo, que tapó la frontera norte para hacer posible la campaña de Chile, está el Güemes ofensivo a quien San Martín encomendará la campaña del Alto Perú en conexión con su campaña sobre Lima y la del General Arenales sublevando la Sierra peruana. Esta expedición se reputaba indispensable por la necesidad de dividir los efectivos españoles, calculados en 24 mil hombres contra los 8 mil de la expedición sanmartiniana, impidiendo que se concentraran sobre el Capitán de los Andes.

A tal fin respondió el nombramiento de Güemes como general del Ejército Expedicionario al Perú, recibido en Salta el 2 de agosto de 1820, un mes antes del desembarco sanmartiniano en la costa peruana. Habiendo quedado Salta desolada por la tercera invasión española (cuyos efectivos lograron apoderarse durante cierto tiempo de la misma capital) parece increíble que se hubiese encomendado a Güemes organizar una ofensiva hacia el norte.

Pero San Martín medía en sus reales dimensiones el temple del líder salteño y el entusiasmo patriótico de sus gauchos. De hecho, faltó un pelo para que al abandonar Salta y retirarse hostigados por la Quebrada de Humahuaca, los españoles no fueran rodeados y rendidos por las milicias de Güemes que volaban en su persecución. Si éste no fue el epílogo de la tercera invasión se debe exclusivamente al sabotaje indescriptible del gobernador tucumano Aráoz y del Ejército de Norte, a quien los gobernantes porteños consideraban apto para marchar sobre Buenos Aires para batirse por la constitución unitaria, pero inepto para avanzar sobre los ejércitos del rey en derrota. Mucho menos pedía Güemes: algunas caballadas de refresco para seguir la persecución que, al faltarle por la acción deliberada que señalamos, dejaron escapar la presa y le permitieron rehacerse en Tarija y Mojos.

Ahora se hacía necesario operar contra ellos nuevamente, aunque en plan ofensivo; pero, mientras tanto, la batalla de Cepeda había liquidado las autoridades nacionales, ya no existía Director Supremo, el Congreso unitario se había dispersado. La leyenda mitrista pretende que los caudillos traicionaron la causa de la Independencia al derribar el poder nacional. Pero sabemos que éste cayó cuando intentó traer a Buenos Aires los ejércitos de Chile y de Tucumán. Los caudillos, por el contrario, apoyaron activamente, salvo excepciones, la continuidad de la guerra nacional. Bustos urgía la convocatoria de un nuevo Congreso Constituyente a fin de vigorizar la unidad y la guerra exterior, y una de las exigencias que esgrimieron los gobernadores de Salta, Santiago y Catamarca al suscribir el pacto del 12 de abril de 1821 contra el tucumano Aráoz fue la de obligarlo a mandar diputados a ese Congreso. Pero el plan fracasó, como es sabido, por la resistencia de la provincia de Buenos Aires, cuyo ministro Rivadavia anticipaba en las instrucciones a los diputados la tesis que años después esgrimiría Rosas en su célebre carta a Quiroga. Esa misma Provincia era capaz de gastar el equivalente de 10 millones de pesos en las fiestas mayas de 1821, pero no daría un auxilio para la marcha de Güemes sobre el norte.

Así y todo, Córdoba envía 350 coraceros al mando de Heredia, Santiago reúne fondos y medios considerados para proveer a la vanguardia del nuevo ejército nacional, que ya enero de 1821 se mueve sobre Humahuaca. Catamarca recluta fuerzas. El viejo general Ocampo, gobernador de La Rioja, se ofrece a marchar a las órdenes de Martín Güemes. Este, mientras tanto, ha reunido 2.500 hombres en operaciones, bajo el mando inmediato del tucumano Heredia (uno de los sublevados do Arequito), remitido por Bustos al frente de la división cordobesa. La exigüidad de estas fuerzas se compensaba por la debilidad política imperante en el bando español, cuyo jefe, el general Olañeta, no podía unificar a sus 4.000 hombres, casi todos americanos, profundamente trabajados por la propaganda patriótica. De hecho, a fines del año anterior, Güemes había logrado organizar una formidable conspiración en el ejército español, de la que participaba la guarnición de Oruro (parque militar de primer orden), con los cuerpos de Chilotes, del Centro y de la Reina, y los Cazadores y Partidarios, apostados con Olañeta en Potosí.
De esta Conspiración formaba parte, incluso, el gobernador de Oruro, coronel Fermín de la Vega, y la dirigía el coronel Mariano Mendizábal, jefe del regimiento de la Reina, contando con la mayoría de la oficialidad americana. Pero la demora impuesta a Güemes por la negativa de los auxilios falazmente prometidos por el tucumano Aráoz, determinaron el descubrimiento del Complot y su represión en sangre.

Una vez más le traición interna impidió abrir el camino del Alto Perú sin disparar un solo tiro y marchar con ejército reforzado hacia la ciudadela del poder español. Debe recordarse que los auxilios de Aráoz se referían a los implementos del disuelto Ejercito del Norte (liquidado en Arequito), propiedad de la Nación, reclamados por Güemes con títulos suficientes, en su calidad de comandante en jefe designado y reconocido de un ejército nacional.

A pesar del fracaso de la conspiración patriota, el espíritu subversivo campeaba en las filas de Olañeta, tanto más ahora que el virrey había llamado a los cuerpos, españoles para que reforzaran la defensa de Lima, dejando en la frontera sur, a los cuerpos formados por americanos.

Pero el Ejército argentino jamás franqueó la altura de Humahuaca, alcanzada, a principios de ese año de 1821. Seis, meses después, el 17 de junio, Güemes moría a consecuencia de las heridas recibidas de la vanguardia española que lograra infiltrarse hasta la misma ciudad de Salta por la traición de su "clase decente".
, Este episodio trágico e infame simboliza y tipifica el enfrentamiento prolongado hasta nuestros días entre el pueblo argentino y la oligarquía antinacional. La infamación y la traición desplegadas, los lemas “republicanos” y "democráticos” contra el "tirano", el clamor de la "'propiedad" ofendida, la genuflexión "patriota” ante el enemigo extranjero, los auxilios de la autoridad eclesiástica, la injuria contra la chusma y el mulataje, el odio abyecto que va mas allá de la tumba, no podrían sorprender a ningún argentino que haya vivido en su patria en los últimos doce años, aunque el paralelo, las “constantes oligárquicas", sí sean impresionantes. Como este aluvión denigratorio de la gente “decente” tiene a su manera su imponencia, es indispensable conocer su dimensión histórica, sus ramificados episodios, principalmente allí donde la perspectiva del tiempo permite con toda claridad medir el abismo entre esa “imponencia” y su realidad miserable y ruin.

Y nada mejor que recurrir a este episodio tan sepultado y tan paradigmático de nuestros orígenes, como ilustración y enseñanza de lo que es una guerra popular revolucionaria, de cómo la soberanía política se llena en el proceso de la lucha de un contenido social revolucionario, y de cómo la oligarquía antepone invariablemente la mezquindad de sus privilegios a los objetivos de la Nación.

LA INMOLACION DE GÜEMES

La hostilidad levantada a retaguardia por el tucumano Aráoz impuso a Güemes un paréntesis en los preparativos para invadir el Alto Perú en apoyo de San Martín. La campaña contra el gobernador de Tucumán se hizo inevitable cuando éste atacó a Santiago para impedir que Ibarra enviase dinero y materiales al ejército de Güemes. Este arrolla a Aráoz hasta las mismas puertas de su capital. Pero el astuto tucumano aprovecha una momentánea ausencia de Güemes para enredar al sustituto Heredia en negociaciones y batirlo en la sorpresa de Marlopa (3421). El imprevisto desastre acelera la conspiración en Salta, mientras Olañeta avanza nuevamente, para aprovechar las discordias en el campo patriota. Pero una encerrona magistral del vicegobernador Gorriti captura en Humahuaca la vanguardia de Olañeta (30 de Abril), obligándolo a retroceder hasta Mojos. Güemes, en tanto, se rehace en Rosario de la Frontera y su vanguardia (a las órdenes de Vidt, ex oficial napoleónico) vuelve a operar en las afueras de Tucumán.

Aráoz, entonces, ordena al coronel Arias (ya en tratos con Olañeta) que avance hacia el valle de Lerma por la apartada ruta de Las Cuestas, en apoyo de la conspiración que trama la "clase decente" de Salta. La capital tucumana hervía de exiliados salteños, quienes azuzaban en Aráoz el temor de que Güemes, so pretexto de guerrear contra España, se fortaleciese militarmente. Estos exilados y la "buena sociedad" tucumana captaron para la conspiración a los comandantes salteños y al propio general Heredia.

Era indispensable que todos estos hilos se urdieran en un viso de legalidad. A tal fin, el 24 de mayo reúnese en Salta un cabildo abierto semejante a aquel otro de 1815 que hiciera de Güemes gobernador. Este plenario de la "clase decente", por abrumadora mayoría, derroca a Güemes, le quita la "ciudadanía" salteña y lo destierra de la provincia nombrando gobernador a Saturnino Saravia y comandante dé armas a Antonio Cornejo. Los facciosos se apresuran a armarse y distribuyen abundante dinero entre la "plebe" con la despectiva convicción de apartarla del "demagogo".

Pero bastó a Güemes presentarse con 25 hombres de escolta ante el ejército adversario en las afueras de Salta y arengarlo bravamente, para que los batallones se pasasen en masa y huyesen los "decentes" con justificado pánico. Así se hundió la "revolución del comercio", como la llamaron sus autores con lenguaje más franco que el de sus cíclicos herederos. Güemes autorizó por primera vez ciertos saqueos y encarceló a los que no pudieron huir; pero no dictó condenas capitales, Como era derecho y costumbre.

Uno de los fugitivos, el comerciante Benítez, se refugia en la vanguardia de Olañeta (que avanza sigilosamente mientras el grueso del ejército español fingía un repliegue a Oruro). El jefe de esa fuerza, coronel Valdez, concibe entonces el audaz plan de capturar a Güemes en su propia capital, para lo cual Benítez supo guiarlo por la inaccesible senda del Despoblado hasta las puertas de Salta (7 de junio). Aunque este presencia fue advertida desde varias casas principales, un silencio cómplice ocultó los indicios. Güemes pernoctaba en casa de su hermana, que Benitez señaló al jefe realista. Varias patrullas la rodearon, y cuando Güemes rompió con su escolta el cerco y casi tocaba las afueras, una bala alcanzó a herirlo. Diez días después moría en brazos de sus gauchos.

Al clarear el 8, Valdez rinde a la guarnición del Cabildo con el auxilio de los conspiradores allí presos. El 10 entra Olañeta, y el 16 el mismo Cabildo abierto que destituyera al "tirano" designa al general realista gobernador de Sa1ta, no bajó presión del miedo sino de la gratitud, como lo testimonia el comandante de armas designado por la "revolución del comercio", Antonino Cornejo, en su mensaje a Olañeta: “La gratitud es ciertamente con la que debió manifestarse a V. S. la virtuosa Salta, por haberle debido su sacudimiento del bárbaro poder de un déspota que, a la funesta sombra de una libertad rastrera, fue el mayor de los tiranos”. El epílogo de esta deshonra sería el acuerdo entre los "gobernadores" Olañeta y Cornejo, que pacificaba la frontera, retirándose Olañeta a Humahuaca. Los "decentes" arguyeron imposibilidad de hacerlo mas decorosamente; pero su “falta de medios" era su miedo a los gauchos, quienes, ya sin jefe, aún hostilizaron al español y hasta le provocaron 300 deserciones durante la retirada.

Con Güemes moría el impulso americano en la frontera Norte, desgarrábase el Alto Perú, perdía San Martín su nexo estratégico con el Plata y obligábase al “renunciamiento" de Guayaquil; cerrábase la ruta del Pacífico como contrapeso al centralismo porteño; empezaban la balcanización, la dictadura oligárquica, el patriotismo de la entrega. Veamos ahora cuales fueron las causa del odio a Güemes y a su causa americana.

“Todo vino así a acumularse sobre Güemes: él era el falsificador de la moneda; el corruptor de la masas ignorantes, antes respetuosas y ordenadas; el responsable de la destrucción del comercio del Perú". Andaba en tratos con el enemigo. Se rodeaba de una turba de delincuentes, “La Gavilla”, cuyos desmanes "daban los rasgos más hondos del sistema infernal o sistema de Güemes. Zaheríanlo con la pasión amorosa, que veían era su flaco. Y pues entregaba a sus comandantes la dirección de los combates, tomaron tal conducta como signo visible de su cobardía personal, que comenzaron a atribuirle . . Los libelos corrían en arte métrico. de mano en mano, por los cuales derramábanse los escapes de su odiosidad para con él”

Sobre todo, hubo una causa “que excedió en poder para formarle una atmósfera de odio: la inclinación que empezó a mostrar por la plebe. La plebe era tres veces superior en número a la gente decente, mezcla grosera de todas las razas, en que sobresalían los mulatos. Siendo libertos, tratarlos como esclavos era para ellos le más importante ofensa. De estos libertos y demás gente libre de la plebe se formaba el batallón de los Cívicos (400 plazas). Ejercían todos los oficios viles: zapateros, blanqueadores, talabarteros, sastres y albañiles. Por lo general, eran aquellos mulatos fornidos y altos, de voz estentórea, entusiastas por la política, de natural y bulliciosas sus aclamaciones. En estos casos, formaban las puebladas, que era así como ejercían la vida pública, puebladas terribles a veces”.

“Güemes, que carecía de recursos y necesitaba de esta gente para hacer la guerra, trató de captarse su voluntad e infundirles la noción de sus derechos; con lo que el mulataje, de natural altanero y atrevido, fue tomando alas hasta convertirse en una "malvada e insolente canalla" que alcanzaría. a imponer su repugnante dominación".

"Tal como estaban las cosas, la guerra no podía sostenerse sino con el apoyo espontáneo de la plebe; que al fin, sin paga, muchas veces sin pan, era la que iba a derramar la sangre. y si Güemes exaltaba a los derechos del hombre en las muchedumbres, también las contenía en los lindes del orden social, pues - necesitando también el apoyo de la clase rica - trataba en aquella difícil situación de mantener el equilibrio". Y así no ofrecía repartir las tierras ni las fortunas; no era "un revolucionario en ese orden, mostrando más bien un espíritu conservador".

Los "decentes" conspiraban desde 1817. El complot “no era ni federal ni unitario"; querían "liberar la provincia del yugo de un tirano aborrecido". La conspiración comenzó al fracasar las instancias ante Pueyrredón y Belgrano para que éste ocupara a Salta y derrocara a Güemes con el Ejército del Norte. Abortados los intentos de 1817 y 1818, en 1819 se suma a los manejos el coronel Arias, quien propone "hacer las paces con los españoles: en la primera vez que cargue el enemigo, nos presentamos todos e imploramos el perdón del Rey" (Archivo prov. Salta).

Se llega a sobornar a Panana para que asesine a Güemes, quien lo descubre y desarma. Y aunque Güemes perdona a todos los complotados, "su clemencia sólo dio por fruto el calzar en la lengua de muchos de sus terribles adversarios el candado del silencio".

Estas conspiraciones eran alentadas por la hostilidad de los unitarios porteños. "Desde 1815, para ello, Güemes había sido en el Norte lo que Artigas en el Oriente: un prototipo de los tiranos". Fracasada la Constitución de 1819, la "juventud liberal salteña" (unitaria o federal) quiso "organizar" la provincia, pensando así deshacerse pacíficamente de Güemes e imponer "el orden y la libertad".
Facundo Zuviría, Juan Marcos Zorrilla y Dámaso Uriburu encabezaban este partido que se llamó "la Patria Nueva", el cual contaba "con casi toda la gente decente, ilustrada, rica y culta". A las causas expresadas de esta unanimidad añadíase el deseo de "constituir la provincia legalmente sobre el sistema representativo. Los seducía la implantación del verdadero gobierno constitucional en Francia por Luis XVIII, cuyas Cámaras llenaban de novedad el mundo. El sistema francés era el asunto de moda de toda la gente intelectual". Se trataba, obviamente, del parlamentarismo aristocrático impuesto por la Restauración.

"Ya es necesario, decían, que se pongan frenos a la autoridad. No es ésta la manera de gobernar a hombres libres; queremos que se gobierne con formas".

"Viendo que los trabajos subversivos lo ponían a riesgo de ser derrocado y que aquella oposición se la hacia la gente decente, no encontró Güemes más apoyo que echarse en manos de la plebe. Y como la clase decente estuviera formada de la raza blanca, la lucha de razas se inició en Salta". El general acudía a los campamentos, alejaba a los oficiales ("por lo común, de la clase enemiga") y arengaba a sus tropas con "las nuevas doctrinas, subversivas a su vez contra el antiguo orden social".

"Por estar a vuestro lado - les decía - me odian los decentes; por sacarles cuatro reales para que vosotros defendáis su propia libertad dando la vida por la Patria. Y os odian a vosotros, porque, os ven resueltos a no ser más humillados y esclavizados por ellos. Todos somos libres, tenemos iguales derechos, como hijos de la misma Patria que hemos arrancado del yugo español. ¡Soldados de la Patria, ha llegado el momento de que seáis libres y de que caigan para siempre vuestros opresores!"

"La guerra de clases había sido declarada. El sistema infernal se desarrolló desde esta hora de manera tremenda y espantosa. Güemes concedió una extremada licenciosidad a sus gauchos; la propiedad, sobre todo, quedó sin amparo. El mulataje fanatizaba la venganza de su condición". de nuestros días. "Habían llegado a tal extremo las cosas que, como decían, "el gobierno de Güemes es la negación de todo gobierno". De ahí brotó en los decentes un odio tan fuerte que, en la mayor. parte de ellos, ni el tiempo largamente corrido después de su muerte pudo ser capaz de extinguirlo. "No me hables mas de ese bandido - oíamos decir a los últimos viejos que alcanzamos de aquellos tiempos, a los 60 años de pasadas estas cosas. ¡Dios lo haya perdonado!"

DE LA GUERRA NACIONAL A LA GUERRA SOCIAL

El análisis de Frías que hasta aquí hemos transcrito, señala con claridad dos momentos en la radicalizacíón política de Güemes. Estos dos momentos se suceden a partir de las exigencias de la propia lucha nacional. La lógica interna de esa lucha, al exigir crecientes sacrificios en hombres, equipos y dinero, impuso a Güemes, surgido de la clase dominante salteña, una creciente radicalización de su política.

El primer momento es de carácter democrático. Como bien señala Frías, Güemes se limita a prometer a los gauchos, artesanos, etc. la igualdad política,. la igualdad ante la Ley.

"Pero no les ofreció dar las tierras del Estado, ni los sobrantes de las tierras de los ricos, no obstante poseer éstos leguas y leguas de campos sin cultivos; ni les repartió la fortuna de los enemigos; ni los colocó en la altura dirigente de la sociedad. no siendo por tal manera, un revolucionario en este orden, mostrando más bien en esto un espíritu conservador". Se trataba, en consecuencia, de asegurar un frente único entre el sector "decente" y el “plebeyo", acorde con el carácter nacional de la lucha. Sin embargo, la mera concesión de los derechos políticos implicaba una amenaza al orden constituido, que el grupo dirigente no pretendía modificar mediante la independencia, sino adaptarlo aun más a sus necesidades.

Por eso, subraya Frías, "las consecuencias no fueron tan bellas como las teorías, porque la clase decente vino forzosamente a significar para (la plebe rural y urbana) como un representante de la antigua opresión. Los hombres decentes comenzaron a ser heridos por la canalla fanatizada y ensoberbecida".

Ahora bien, la lógica interna de la lucha nacional obligó a Güemes a radicalizarse socialmente, pues de otro modo no habría podido solventar los gastos de la guerra. Al mismo tiempo, las clases dominantes comenzaron a resistir mayores contribuciones, y esto creó una causa complementaria de tension. De esta manera, el frente único entró en crisis, y Güemes tuvo que apoyarse en los estratos más explotados contra la aristocracia salteña.

Frías describe con sorprendente claridad este segundo momento de la lucha. "Por 1816 hizo Güemes una asamblea de notables afincados en la campaña y expuso la necesidad de sostener la guerra con los propios recursos de la provincia. No alcanzando para pagar a los gauchos milicianos que servían gratuitamente a la Patria, nada más justo, les presentó, ni equitativo, que concederles la gracia, mientras prestaran sus servicios a la Nación, de que no pagaran sus arrendamientos por las tierras que ocupaban. La asamblea sancionó generosamente el pensamiento.

"Pero, resultó a poco que aquellos hombres comenzaron a considerarse como no sujetos ya a su patrón por vinculo obligatorio sino voluntario a su buena gana; generalizándose el caso de que en cuanto el propietario les exigía prestar la obligación (trabajo personal por 15 ó 20 días en el año, durante siembras y cosechas; el propietario les daba el usufructo de una parcela y los instrumentos y semillas; el arrendero pagaba una renta anual en dinero y la "obligación") hacíanlo a su albedrío, o se le negaban orgullosamente respondiéndole que el general les tenía dicho e informado no tenían que pagar arriendo ni servicio por las tierras ocupadas, porque tenían que servir a la Patria. Aún regía el apremio personal por deudas, y cuando el propietario trataba de llevar las cosas por la fuerza, el gaucho fugaba buscando el amparo de Güemes, que le daba protección".

"Cosa idéntica acontecía con los que habían sentado plaza de soldados bajo sus banderas, porque la prohibición general de que fueran ejecutados ni compelidos al pago de cualquier cosa que adeudaran, pues era gente infeliz que sin sueldo ni recompensa prestaba sus servicios a la Patria, así con sus escasos intereses como con su propia vida. Justo era que el acreedor que no prestaba estos servicios militares contribuyera de este modo a la causa, pública, no exigiéndolo". Como vemos, Güemes se vio obligado a interferir en las relaciones de distribución con el objeto de pagar parcialmente a sus tropas, congelando los arriendos feudales y el cobro de deudas. Inicialmente, la clase dominante aceptó el criterio, que se imponía como necesidad de las operaciones militares. Pero terminó por resistirlo, conforme la carga de la guerra se le volvía cada vez más insoportable.

Por esta. vía, la medida se imbuyó de un nuevo sentido de justicia social, por de pronto para las masas, y también para el propio Güemes.

Respecto a aquéllas, escribe Frías, "tanto favor llevó y levantó al mayor grado de adhesión al paisanaje hacia la persona y causa de Güemes", en quien vieron un protector. Por su parte, Güemes, salido - como dijimos de la clase dominante y de la milicia regular, fue moralmente influido por la adhesión irrestricta de los oprimidos a la causa emancipadora, y por el contraste entre tal actitud y el egoísmo codicioso de las clases dirigentes, que no vacilaban en traicionar a la revolución en aras de sus propios intereses.

En este segundo momento de la política de Güemes ha quedado atrás la pura democracia e igualdad políticas ofrecidas como premio de la lucha por la independencia, y se esboza, por la vía de la distribución, un planteo de democracia social como fundamento inexcusable de esa lucha.

Dialécticamente, la guerra nacional se ha convertido en una guerra de clases. La lógica del proceso llevaba a un tercer momento, que es el señalado por Frías cuando dice que, inicialmente, Güemes no pensó en nada parecido a un reparto de las tierras públicas o una expropiación parcial de los latifundios. El tercer momento sería, precisamente, el de la revolución agraria, llevando la justicia social del mero plano distributivo al del cambio en las relaciones de producción y las formas de propiedad, o sea, a la constitución de una clase de pequeños campesinos independientes. Es de gran interés investigar si el caudillo salteño llegó a plantearse esta tarea tal como en el otro extremo del virreynato lo hiciera Artigas con su Ley Agraria de 1815.

Otro aspecto de indudable importancia - que aquí nos limitamos a esbozar - reside en la mecánica de la lucha militar emprendida por Güemes. De acuerdo a Mitre, la revolución de Mayo en Salta puso en movimiento dos fuerzas independientes y potencialmente antagónicas. La de la clase dirigente urbana, que engendró el nuevo Estado y el Ejército regular; y la fuerza "instintiva" del paisanaje rural, que dio nacimiento a la táctica irregular de la guerrilla, cuyo caudillo fue Güemes.

Cuando esa guerrilla se subordinó al orden nacional y regular del Estado, cumplió una función de apoyo, permitiendo al Ejército regular obtener las victorias decisivas, de valor estratégico. Pero, constantemente, Güemes (y los demás "caudillos") transgredieron esos límites para convertirse en factores de caos. Este planteo es falso y corresponde a una visión oligárquica del problema. En primer término, Güemes no brota en el año 10 como representante elemental del "gauchaje", pues él es oficial del Ejército regular y actúa en ese carácter. La guerrilla nace de ese mismo Ejército regular, a inspiración de San Martín que le hace cumplir un papel de vanguardia defensiva luego de los fracasos de las expediciones de Balcarce y Belgrano sobre el Alto Perú.

Pero, tras la dura invasión de Pezuela, rechazada sin auxilio del Ejército del Norte, y ante el sabotaje “porteño” de esa fuerza al producirse la formidable tercera invasión, Güemes se ve obligado a replantear los términos del problema. La defección del Ejército regular, que es la defección de la clase dominante, obliga a Güemes a atender no sólo a la "táctica,' sino también a la "estrategia" de la guerra de la independencia. Esto significaba la transformación de la guerrilla gaucha en un ejército popular revolucionario, en otros términos, la regularización de la guerrilla, pero no en torno a la antigua dirección de clase (oligárquica), sino en torno a una nueva dirección de clase (plebeya).

Tal fue el problema que un siglo más tarde se plantearon y resolvieron los revolucionarios chinos y vietnamitas al crear la teoría del paso de las formaciones guerrilleras al ejército popular revolucionario. Güemes se propuso también resolverlo mediante la constitución de regimientos regulares de caballería gaucha, y cuando la muerto lo sorprendió, como dijimos al principio, tenía reunido un ejército de 2500 hombres sobre la Quebrada, para marchar hacia el Alto Perú en apoyo de la campaña sanmartiniana.

Esta regularización de la guerrilla implicaba superar la antinomia guerrilla / ejército regular propia del planteo militar clásico, en la cual la guerrilla sólo puede servir de apoyo táctico para las fuerzas regulares, únicas llamadas a lograr resultados estratégicos, tal como el perro sirve al cazador, pero no lo sustituye (a menos de convertirse en monstruo digno de exterminio).

Aquí, la defección de la clase dominante abre el curso a un reemplazo de clase en la conducción del proceso. Cómo éste se da en términos militares, la defección del viejo ejército regular (sometido a la clase oligárquica y a la burguesía comercial porteña) abrió el camino para la regularización de la guerrilla, es decir, para la irrupción dirigente de sectores sociales oprimidos.

Ambos procesos, el militar y el social se intepenetran. La guerra de clases interna que describe Frías, convirtió a Güemes de revolucionario democrático en defensor económico de los gauchos, según una lógica de actuación que, al menos potencialmente, apuntaba hacia la revoluci6n agraria. La lucha militar, la defección del Ejército del Norte, lo transformó de oficial de carrera en guerrillero clásico, subordinado a las fuerzas regulares; y de guerrillero "clásico" en jefe revolucionario que en el momento de su muerte había comenzado la tarea de convertir sus formaciones montoneras en un ejército revolucionario popular de nuevo tipo.

Así, en un rincón heroico de la América del Sur a principios del siglo pasado, las leyes de la revolución permanente se abrieron paso en la lógica interna de la guerra nacional esbozando por un instante una perspectiva gloriosa, que es la que hereda como tarea irresuelta el proletariado de nuestros días.

lunes, 7 de febrero de 2011

De donde viene el kirchnerismo?

KIRCHNERISMO Y REGIMEN
SEMICOLONIAL (II)

I- LA NATURALEZA DEL MOVIMIENTO KIRCHNERISTA.
Ciertos análisis sostienen que hay dos tendencias en el seno del kirchnerismo: una
que tiende a conciliar con el régimen (Alberto Fernández, Scioli, etc.) y otra,
“nacional-popular” o ”setentista”, más enfrentada al stablishment. Creo que la
primera tendencia no existe como tal. Se trata más bien de personalidades sueltas
que de una corriente, dirigentes que se posicionan de manera similar ante
determinados acontecimientos y no más, como lo revela el hecho de que la
defenestración del primero y las sucesivas humillaciones del segundo se hayan
producido sin causar mayor alboroto al interior del kirchnerismo. De todas
maneras, de ser la de estos funcionarios una tendencia, no hay dudas que es
absolutamente minoritaria y muy tenue. La tendencia hegemónica vendría a ser
con mucho la segunda, de manera tal que Kirchner no fue un jefe que ejerciera el
referato entre dos alas de su movimiento, sino el conductor de la segunda ala que
es casi la totalidad del kirchnerismo. De manera tal que una caracterización del
movimiento que encabezó el Pingüino debe hacerse a partir del discurso y sobre
todo de la praxis política de esta segunda tendencia (o tendencia única, es decir:
no-tendencia) y de su jefe indiscutido. Se añade que la segunda tendencia también
tiene aspectos no-progresivos, como la falta de una política hacia las
FuerzasArmadas y su oposición a que la vanguardia obrera se saque de encima el
chaleco burocrático.
Estos aspectos son reales, pero habría que matizarlos, uno en más y otro en
menos. En más: en lo que respecta a las Fuerzas Armadas, más que una falta de
política pareciera haber una política contra ellas, lo que implica una renuncia a
desarrollar una ideología nacional (nacionalista popular) en el Ejército y las otras
armas. Esto deja un vacío que irremediablemente será llenado por el liberalismo,
cuyo redesembarco se ve facilitado por esa inclinación fatal de la progresía
culturosa de querer enseñar a la milicia a “respetar la Constitución”, “subordinarse
al poder civil” y otras gansadas pro-“democráticas” por el estilo. Todas formales, ya
que la “Constitución” y el “poder civil” pueden tener cualquier contenido según
cada momento histórico. Lo que debería enseñarse a las Fuerzas Armadas es qué
hizo Perón, quién fue Jauretche y quién Scalabrini Ortíz, cuál es la historiografía
que escribieron Ramos, Fermín Chávez y Pepe Rosa, cuál es la importancia del
petróleo y del Gral. Mosconi, que hicieron Baldrich, Savio y Oca Balda y otras
lecciones por el estilo. En menos: en lo que respecta a la burocracia sindical: el
gobierno kirchnerista ha pactado con el sector mejor de ella, y no con el peor
(Barrionuevo y cia.), no para apoyar de este modo la perpetuación de las jerarquías
sindicales, sino porque precisa del apoyo del movimiento obrero organizado, del
cual no se puede decir que se encuentre muy interesado en sacarse de encima a
Hugo Moyano y su gente, que tienen bastante representatividad. No veo grandes
esfuerzos oficialistas por frenar un proceso de sustitución de las direcciones
gremiales, proceso débil a su vez en la medida que la clase obrera no se encuentra
aún en un momento de alza de masas.
Un tercero aspecto negativo que enumeran estos análisis creo que no lo es: es
aquel “aspecto reaccionario” que presentaría el kirchnerismo al haber sido “la
salida que encontró el régimen semicolonial para reponerse de la crisis” (Correo
del 28/10/2000). Esta es una atribución hecha desde la exterioridad del análisis
sociológico interpretativo, una situación objetiva ajena al propio kirchnerismo en
cuanto a intencionalidad. Esta afirmación se parece demasiado a aquélla que
imputa al régimen de Lanusse el “haber traído” a Perón en el ’73 para frenar la
maduración política de las masas. Es la atribución de una intencionalidad subjetiva
a un proceso objetivo mucho más complicado, como bien explicó el propio Gustavo
en su artículo sobre la Teoría del Desvío. Pues bien: creo que acá debe utilizarse
también este instrumento de interpretación. El régimen semicolonial en manera
alguna buscó a Kirchner para que, mediante una recomposición de la relación de
fuerzas entre los grupos dominantes superara la crisis del sistema. De hecho, el
régimen buscó primero a Reutemann y a De la Sota, pero como éstos no quisieron
tomar en sus manos la brasa ardiente de aquella Argentina descalabrada, aceptó
de mala gana que lo hiciera un ignoto gobernador patagónico, una rara avis entre
simuladores y corruptos. Con singular audacia, Kirchner se puso a la tarea de
reflotar no la sociedad capitalista semicolonial argentina como objeto privilegiado
de sus desvelos, sino a la sociedad argentina sin más. De la salvación de ésta, que
es como decir de las masas populares que le agradecieron interminablemente en el
Salón de los Patriotas Latinoamericanos, resultó naturalmente la revitalización del
colectivo nacional tal como éste existía: como una nación capitalista semicolonial,
precisamente. La puntualización no es un ejercicio de exquisitez menuda. Tiene
importancia crucial, porque indica el nivel de conciencia posible de Kirchner y su
equipo político: muestra que ellos no actuaron como agentes del sistema de
dominación, sino como representantes -al menos- de la pequeñoburguesía
acorralada por la crisis y deseosa de encontrar una salida. Si ellos se hubiesen
propuesto como tarea consciente y central remendar el régimen capitalista
semicolonial como tal, NK nunca se habría convertido en un líder popular. Si lo fue,
se debe a que su conciencia política iba más allá de la mezquindad inmediata y
realmente se proponía mejorar la suerte de los argentinos de a pie, aunque con
ellos mejoraran también los beneficios y la rentabilidad de las clases hegemónicas.
La situación no le daba otras opciones, condicionado como estaba por la crisis
generalizada, por su arribo por la vía electoral que lo hacía prisionero del sistema
institucional, por el descreimiento popular en la eficacia de la política (“¡Que se
vayan todos!”) y por su voluntad de no ir más allá de un régimen capitalista con
justicia social. Para ir por más nos hubiera hecho falta un Chávez y sólo tuvimos un
Kirchner, pero no hizo un mal papel, dadas las circunstancias.
Ahora bien: la enumeración de los pro y los contra no debe evitarnos una
caracterización de conjunto del movimiento kirchnerista. Ustedes han expresado
repetidamente que “no es un gobierno de Frente Nacional”. Pero es obvio que no
es tampoco un Frente Antinacional como lo era la Unión Democrática y después el
menemismo. ¿Qué es entonces el kirchnerismo? Se ha dado una respuesta: es un
neodesarrollismo. Estoy de acuerdo con esta caracterización, pero el kirchnerismo
es algo más que un neodesarrollismo.
En una primera aproximación debemos anotar su innegable carácter popular -
fluctuante pero de masas, tal como se revela en las encuestas, en los actos
electorales y en los tres días del duelo recientes- y su inorganicidad tumultuosa.
Como dijo Eduardo Accastello, el kirchnerismo “es una construcción que desborda
el peronismo”. Lo fue desde el principio, cuando en 2003 y en los meses sucesivos,
recogió el apoyo electoral de una gran parte del peronismo, de las clases medias
democráticas deseosas de cerrarle el paso a Menem, de parte de la dirección
sindical y su entorno militante, de la intelligentzia y del empresariado. La clase
obrera lo vio con simpatía, pero no se transformó de peronista strictu sensu en
kirchnerista. Expresado desde el punto de vista de las divisas partidarias, se nutrió
con la incorporación de sectores del radicalismo, del socialismo, de la izquierda y
aún de la UCD, como en el caso de Roberto Urquía, sectores todos que la crisis de
las lealtades partidocráticas dejaba en disponibilidad. Pero ese componente, por
ser peronista y no-peronista simultáneamente, no podía ser absorbido en el
Partido Justicialista. Por otra parte, a la par de quienes adherían individualmente,
se encontraban las corrientes que se sumaban sin disolver sus propias
organizaciones: Patria Libre, Partido Comunista, parte del socialismo,
desilusionados de la gorda Carrió, Frepaso, y decenas de pequeños partidos (o
grandes, como el juecismo cordobés) en todas las provincias, además de los
organismos de derechos humanos, de las minorías antes discriminadas y otras.
Todo este gregarismo complejo y multicolor conspiraba contra la posibilidad de dar
al kirchnerismo una estructura propiamente de partido (El Frente para la Victoria
es sólo un aparato ad hoc a los fines puramente electorales). Comprendiéndolo,
Kirchner trató de articular su movimiento a través de la “transversalidad”, la
“concertación” e iniciativas semejantes, pero no tuvo éxito duradero. Se volvió
entonces a buscar el respaldo del aparato del Partido Justicialista, lo que
determinó a su vez que lo abandonaran corrientes como Libres del Sur que se
oponían a esta iniciativa y han terminado por revelar su entraña cipaya. El choque
con los grandes empresarios rurales y sus organizaciones corporativas le enajenó
las simpatías de gran parte de las clases medias rurales y parte de las urbanas
ligadas a ellas, pero le valió el apoyo de una novísima expresión de la
intelectualidad militante: “Carta Abierta”. Últimamente, logró la adhesión de miles
de miembros de las juventudes -universitarias o no-, tal como pudo percibirse en
las convocatorias de 6-7-8 y en el sepelio del jefe fallecido. Me parece importante
señalar que estas nuevas generaciones son relativamente ajenas a la tradición
peronista clásica y que han advenido a la política bajo el signo del kirchnerismo y
siguiendo sus banderas. Si se les pudiera dar un nombre a la difusa ideología de
estos jóvenes diría que es una especie de nuevo “progresismo nacional”. Su líder
no es Perón, sino Kirchner. Y por las suyas, no como heredero del General.
Ahora la presidenta Cristina Kirchner ha quedado como jefa natural del
movimiento, pero eso no lo priva, al menos en un lapso inmediato, de ese carácter
inorgánico, fluyente y –por eso mismo- extremadamente dinámico y polifacético.
Pero ¿esa composición molecular y algunas medidas populares y favorables a los
trabajadores lo hace realmente un movimiento nacional (en el sentido de
nacionalista-antiimperialista)? Recordemos previamente las principales: fin de las
relaciones carnales con Estados Unidos, hundimiento del ALCA en Mar del Plata,
nacionalizaciones de ciertas empresas de servicios, impulso al MERCOSUR y a
UNASUR, derogación de la legislación antiobrera, estatización de los fondos
jubilatorios, Asignación Universal por Hijo, impulso al funcionamiento de las
paritarias, abstención de reprimir la protesta social, recuperación de la Fábrica de
Aviones de Córdoba, trabas a la suba injustificada de los precios, protección legal a
las minorías diferentes y los inmigrantes latinoamericanos, asistencia social a los
más sumergidos, etc. Son muchas e importantes medidas, pero sin embargo, no
alcanzan para considerar que estamos en presencia de un verdadero Movimiento
Nacional al estilo del chavismo o de los movimientos de Evo o de Rafael Correa, o
una reedición del “peronismo de Perón” ya que junto a ellas y por debajo de ellas
persisten los acuerdos del Estado con ciertos sectores del capital extranjero
invertido en el petróleo, las finanzas, la minería metalífera y la gran industria
automovilística, bloque de poder con el que el kirchnerismo no ha roto ni pareciera
que va a romper y que prolonga el status de nación capitalista dependiente de las
metrópolis imperialistas que soportamos, aunque en condiciones menos gravosas
que las existentes hasta el 2003. Su proyecto político tácito se orienta a modernizar
el sistema existente y democratizar su economía y su régimen político-social
mediante la enérgica intervención del Estado. Que es bastante, pero no suficiente
para sostenerse en el tiempo sin liquidar las raíces de la dependencia. Por lo
expuesto, el kirchnerismo debe ser caracterizado como un movimiento seminacional,
y decimos Movimiento antes que Frente, por su carácter inorgánico y
fluyente que hemos señalado antes.
Así, arriesgo una definición: el Kirchnerismo es un movimiento popular inorgánico
y seminacional en construcción, hegemonizado por un sector de la
pequeñoburguesía, un producto original de la crisis y la recomposición del sistema
semicolonial y de su régimen político representativo, de la derrota histórica de las
masas a manos del neoliberalismo y del extremo grado de recolonización
imperialista del país. Es todo lo mejor que la situación histórica podía dar. En una
palabra: el nacionalismo revolucionario posible para esta época, para este país y
para esta pequeñoburguesía argentina. Lo cual no quiere decir que lo aceptemos
pasivamente: debemos empujarlo hacia delante, para que supere sus propios
límites.

II – LOS RASGOS ESENCIALES DEL “MODELO” KIRCHNERISTA.
El “modelo” kirchnerista y la política del kirchnerismo se caracterizan por al menos
tres rasgos esenciales, que a falta de nuevas categorías adecuadas –vino nuevo en
odres viejos- llamaremos Neoyrigoyenismo, Neodesarrollismo, y Personalismo no
institucionalizado.
-Empecemos por el primero, el Neoyrigoyenismo. Dice Marx en el “Prefacio” de
1859 a la Contribución a la Crítica de la Economía Política, que “ninguna formación
social desaparece antes que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben
dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más altas relaciones de producción antes
de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado en el seno de
la propia sociedad antigua”. Él lo planteaba para el caso de grandes formaciones
socioeconómicas (esclavismo, feudalismo, capitalismo…) y el paso de un modo de
producción a otro, pero el mecanismo así teorizado es también una herramienta
útil para explicar el paso de formaciones o “modelos” -llamémoslos así- interiores
al sistema capitalista mismo, como la sustitución del sistema capitalista
dependiente agroexportador al sistema de industrialización capitalista sustitutiva
con soberanía en los países semicoloniales como el nuestro.
Yrigoyen llegó al gobierno por una vía electoral cuando el primer “modelo”, el
sistema agroexportador puesto a punto por la generación del Ochenta, aún
funcionaba aceitadamente (su crisis será recién en 1929/30), de manera tal que no
estaba planteada en el terreno de la realidad la posibilidad de un nuevo paradigma
industrializador autocentrado, por más que se vean atisbos en el último año de su
gobierno y en las elucubraciones precursoras del ing. Alejandro E. Bunge. De
manera tal que el Caudillo radical no se dedicó a revolucionar el régimen
económico a cuya dirección accedía, limitándose a una democratización de la
abundante renta agraria diferencial que el imperialismo se veía obligado a dejar en
el país ya que la oligarquía argentina y no las empresas extranjeras era la dueña de
los principales medios de producción: la tierra y los ganados (a diferencia de Chile,
donde el excedente era apropiado por los monopolios imperialistas dueños de la
riqueza minera). Esta circunstancia, además de la democratización del sistema
político, acuña la progresividad histórica global del yrigoyenismo como Movimiento
Nacional, no obstante la Semana Trágica y la represión en la Patagonia.
El kirchnerismo hace lo mismo con el nuevo (o segundo) sistema agroexportador
(más específicamente sojo-minero exportador) que comanda, sustentado en la
reversión del secular deterioro de los términos del intercambio: no intenta
cambiarlo por un nuevo modelo moderno autocentrado y soberano (ya que el
existente funciona perfectamente, en parte debido a la misma gestión
kirchnerista)), sino que intenta democratizar el excedente que el mismo sistema
produce. Lo hace mediante dos mecanismos complementarios: por un lado,
políticas recaudadoras activas como la de las retenciones agropecuarias o la
persecución a los grandes evasores, por ahora sin tocar el regresivo régimen
impositivo ni la renta petrolera, minera ni financiera, aunque no está descartado
un avance en estos sectores (proyecto Heller), y por el otro, una política
distributiva financiada por el superávit fiscal que eleva las condiciones de vida de la
población con la obra pública que produce puestos de trabajo, con el aumento de
las jubilaciones, con la asignación universal por hijo y con los subsidios que
permiten mantener bajas las tarifas de los servicios públicos. Se trata de una
democratización al interior del sistema, de una “justicia social” intentada sin
quebrar los fundamentos del stablishment capitalista dependiente, como dijimos.
No se cuestiona la dependencia profunda, sino la injusta distribución de sus frutos.
Esta política, con todo lo limitada que es, es históricamente progresiva en un
sentido global, porque es superadora del “sub-sistema neoliberal procesomenemista”
que nos rigió hasta principios de siglo. Considero excesiva la
afirmación de que la intervención del Estado kirchnerista “no afecta en nada el
statu quo existente”. Si así fuera, la feroz oposición de los grupos que perdieron su
posición hegemónica en el nuevo bloque de poder y sus partidos-sirvientes
quedaría sin explicación razonable. Verdaderamente, el statu quo no está en
peligro en lo esencial, pero una parte de los beneficios empresariales excesivos y
una porción de la renta agraria de sus sectores dominantes sí fueron afectados.
Hay un matiz diferencial. Digamos, para resumir en una oposición esquemática
pero demostrativa, que el “sub-sistema kirchnerista” es mucho mejor para los
sectores populares que el “sub-sistema menemista”: uno es incluyente, el otro
excluyente. Uno es la gestión de la Dependencia en favor de una elite cerrada de
terratenientes oligárquicos y grandes empresas transnacionales y el otro la gestión
que contempla también los intereses de las grandes masas. No es poca la
diferencia y los sucesos del sepelio de Néstor Kirchner muestran claramente que la
población trabajadora así lo siente, y no se engaña. Como dijo Ramos en una
ocasión: “En el mal también hay gradaciones”…
De manera que no está planteado en lo inmediato el reemplazo del sistema
capitalista dependiente por otro autocentrado y soberano porque esta formación –
renovada- no ha “desarrollado todas las fuerzas productivas que caben dentro de
ella”. En realidad, esta posibilidad surgió como una instancia concreta y factible, en
la década del sesenta y setenta, porque, tal como lo planteó la Tesis del PSIN de
1964, el modelo agroexportador dependiente restaurado en 1955 había agotado
realmente sus posibilidades de existencia. Pero por razones de orden social y
política que no desarrollaré aquí, el factor subjetivo falló y la oportunidad para
reiniciar la Revolución Nacional inconclusa pasó, haciendo posible que el
imperialismo y la oligarquía revitalizaran el sistema –sin duplicarlo exactamente,
obvio- con la impensada reversión de los términos del intercambio que apareció a
la vuelta de la esquina al iniciarse el siglo XXI. Y al parecer ésta no es una tendencia
que vaya a interrumpirse en el corto plazo: según la prognosis de los especialistas
como Peter Goldsmith, de la Universidad de Illinois, la demanda sólo de China se
incrementará incesantemente hasta el año 2.030, siendo probablemente reforzada
por la demanda de la India y otros países emergentes del sud-este asiático. A esta
transformación favorable del comercio internacional se le debe sumar aún los
beneficios extras de la agricultura argentina derivados de la continuada inversión
realizada durante el último cuarto de siglo en la esfera del capitalismo agrario. Se
comprende que no haya interés en reemplazar un Sistema que produce tan
altísima rentabilidad, pareciendo que basta con efectuar una mejor redistribución
del excedente producido, ya que la maquinaria de la Dependencia semicolonial
exportadora sigue funcionando óptimamente y lo puede soportar. Las masas no
están por ahora interesadas vitalmente en derribar esta formación económicosocial
sino en hacerle abrir la mano, vale decir: en sostener el sub-sistema
kirchnerista que se ha comprometido a hacerlo y lo está haciendo. Todos los
indicadores manifiestan que esto es así: desde el 2003 ha aumentado el número de
empleos y se han reducido la pobreza y la indigencia, ha crecido ligeramente el
salario real, disminuyeron la criminalidad, la mortalidad infantil y el analfabetismo,
se ha duplicado la inversión en educación y salud pública + asistencia social y se ha
cuadruplicado en comunicaciones, transporte y ciencia, se duplicó en cinco años el
PBI, aumentaron el superávit fiscal y el comercial y las reservas del Estado
crecieron a límites hasta hace poco increíbles. La desigualdad económica, medida
por el Coeficiente de Gini, es la más baja de los últimos dieciséis años.
Pero ahora que sabemos que todas las tendencias históricas son en algún
momento reversibles, antes de que la relación internacional entre demanda, oferta
y precio vuelva a cambiar en perjuicio de la economía del país, un proyecto
nacional responsable debería asumir este dato de la temporalidad de la actual feliz
situación para diseñar los mecanismos conducentes a una economía soberana
unida al resto de Latinoamérica, en una perspectiva socialista. El fin del ciclo,
aunque nos parezca lejano, no debe tomarnos desprevenidos: como socialistas
nacionales, debemos tener un proyecto alternativo bajo el poncho
-El Neodesarrollismo, rasgo notable en el que coincidimos muchos, está dado por
la reedición de la ilusión frondi-frigerista de desarrollar el país no en confrontación con el imperialismo sino con su ayuda. Como se recordará, Frondizi planteaba que el crecimiento económico de los países de la periferia era una necesidad de la propia expansión imperialista, que precisaba elevar, con el aumento de los niveles de vida en los países subdesarrollados, la capacidad de una demanda solvente capaz de consumir el excedente de la producción industrial metropolitana. La UCRI probó en la práctica de gobierno sus teorías económico-sociales y algo consiguió en materia de petróleo, siderurgia y petroquímica, pero nunca la independencia económica perseguida y haciendo peligrosas concesiones al imperialismo. El Kirchnerismo, sin tanta teorización, respeta las inversiones extranjeras del bloque de poder dominante y promueve o acepta otras nuevas en la creencia de que así solventará el crecimiento nacional, sin detenerse a pensar que este proceso no hará sino aumentar la dependencia, injertando aún más al imperialismo como factor interno de nuestra economía. Por suerte para el país, esta esperanza del kirchnerismo se ha visto defraudada por los potenciales socios de nuestro supuesto futuro gran desarrollo. No existen inversiones cuantiosas en los rubros dinámicos de la economía industrial. A contramano de la argentinización (pase a manos del Estado o de empresarios nacionales) de los servicios públicos alentada por el gobierno kirchnerista, no se ha puesto freno a la extranjerización en el sector productivo de la economía: los oligopolios imperialistas invierten poco en la
ampliación de sus establecimientos o en investigación, pero compran baratas
empresas nacionales, que de inmediato proceden a racionalizar anulando
centenares de puestos de trabajo. En el año 2007 las empresas extranjeras
generaron 6.112 millones de dólares -el doble de los promedios de los ’90- de los
cuales sólo reinvirtieron l.556 millones.
La industria se ha recuperado en estos siete años más por la puesta en acción de la
alta capacidad ociosa que la crisis había dejado, que por las inversiones
extranjeras, que prefieren otros rubros: petróleo, agroindustria, minería. Esas
inversiones se ven facilitadas por legislaciones y tratados bilaterales que vienen de
la época del neoliberalismo y no han sido derogados por el régimen kirchnerista Se
han prorrogado concesiones petroleras en Santa Cruz y Neuquén y no se
modificaron las leyes mineras favorables al saqueo imperialista, cuyo caso más
escandaloso es el de las compañias mineras del oro. Sin embargo, que ésta es una
tendencia que se da no sin excepciones en contrario, como cuando el gobierno -
con la ayuda de Venezuela- impidió la extranjerización de SANCOR, nave insignia
del sector lechero cooperativo. De todas maneras, en la actualidad, tres cuartos de
las empresas más importantes son de propiedad imperialista y no existe una
tendencia al crecimiento porcentual de las empresas nacionales en ese total. Por el
contrario: en 1998, de las 200 empresas más importantes, 25 eran argentinas, pero
en 2000 sólo quedaban 9 y en 2008, cinco. Digamos a favor del gobierno
kirchnerista que al menos maniobra para tratar de evitar que las inversiones
provengan de un solo sector del imperialismo, como cuando Cristina pidió a los
alemanes, el mes pasado, que “tuvieran un ojo en América Latina”. Esta política de
dificil equilibrio puede en un futuro cercano reforzarse con inversiones de “las
grandes economías asiáticas (que) están buscando seguridad alimentaria fronteras
afuera”, como escribe Javier Preciado Patiño. (China ya ha comprometido
inversiones agrícolas en Río Negro por valor de 1.450 millones de pesos para hacer
producir soja, trigo y colza en 320.000hs).
Por lo dicho, queda claro que el intentado es un neo-desarrollismo de menor
envergadura histórica que la del frondizismo, porque la construcción de un país
industrializado autónomamente centrado no figura en el horizonte posible del
kirchnerismo, más allá de sus intenciones: la extremada rentabilidad del sector
agrícola-sojero y minero, la continuada fuga de capitales y la seguridad monopólica
de los beneficios de los servicios públicos atrae los capitales que deberían radicarse
en la actividad industrial, menos atractiva y más aleatoria, y el Estado, que debería
suplir este déficit creando grandes empresas en los sectores estratégicos de la
producción industrial, es remiso en hacerlo (ENARSA es una empresa
fantasmagórica, más una oficina que otra cosa). Quedan así la industria y la
tecnificación subalternizadas frente al sector primario y exportador de la economía
nacional. De poco valen los esfuerzos por recrear desde arriba –según un estilo
Meiji de imitación- una burguesía nacional que hegemonice un “país (capitalista)
normal”, según decía Kirchner, con subsidios y negocios servidos. El porcentaje de
participación de la industria en el PBI ha crecido muy poco.
- Finalmente, el Personalismo no institucionalizado hace referencia al poder
personal del caudillo-presidente ejercido al margen de las instituciones políticas de
la República semicolonial o desnaturalizándolas en un uso que no es el esperado
por el stablishment. No hablamos de bonapartismo, sino de otra especie de poder,
que surge de una doble raíz: Una al interior del propio kirchnerismo, dada por la
necesidad de imponer orden y objetivos a un movimiento surgido repentinamente,
inorgánico, fluyente y con tendencias de diverso origen y naturaleza política, que
representan otras tantas tensiones centrífugas que deben ser disciplinadas desde
el vértice. Nutrido por sectores muy distintos, liberados de las lealtades partidarias
tradicionales debido a la crisis de representatividad del régimen partidocrático,
coinciden en propósitos muy generales y en la aceptación de una nueva jefatura
que aparece -y lo es realmente- como efectivamente mejor que la del resto de las
desprestigiadas organizaciones políticas. La otra raíz es externa y se asienta en la
disputa retorcida con el sistema de instituciones republicanas (republicanas y no
democráticas) destinadas a resguardar desde la superestructura el esqueleto
básico de la sociedad semicolonial y la necesidad de doblegarlas para avanzar. Esas
instituciones son principalmente cuatro: a) el Sistema de representación electoral
para los cargos electivos, que destruyó el anterior de la Ley Sáenz Peña, el cual
adjudicando los dos tercios de las bancas a la mayoría y un tercio a la minoría
permitía al gobierno popular contar siempre con un gran respaldo parlamentario
legitimante de sus proyectos. Con el nuevo sistema se hizo posible que los partidos
anti-populares, minoritarios en la sociedad, alcanzaran en las Legislaturas y el
Congreso una mayoría ficticia fundada en acuerdos espúreos que enervaban
cualquier iniciativa transformadora que el Ejecutivo quisiera convertir en ley; b) La
famosa “justicia independiente”, vale decir: una maquinaria judicial
autoperpetuada, cuya función –como se vio en ocasión de los amparos contra la
Ley de Medios- consiste en ignorar u hostilizar el proyecto de país de los gobiernos
populares y declarar inconstitucionales las disposiciones legales que lo plasman en
la normatividad jurídica. Como bien lo comprendió Perón –que apenas instalado en
la Casa Rosada destituyó mediante un juicio político a toda la Corte Suprema
heredada de la Década Infame- una “justicia independiente” es un absurdo
político, porque uno de los tres poderes no puede tener un proyecto de país
distinto al que las mayorías populares sancionan con su voto y/o su movilización.
La “independencia” respecto al Poder Ejecutivo no es sino la otra cara de la
dependencia que mantiene con los poderes fácticos del imperialismo y las clases
nativas que se le asocian. El Poder Judicial debe acompañar la voluntad popular y
no desvirtuarla so pretexto de “independencia” y “contralor de
constitucionalidad”. En este aspecto, se aprecia el “progresismo” suicida del
kirchnerismo al motorizar una Suprema Corte “independiente”, cuando debió
procurarse una Corte adicta, no a los detalles, pero si a las líneas maestras de su
proyecto. Por esta falencia, nos hemos encontrado con los vergonzosos fallos
cautelares a favor del grupo Clarín para que no se desmonopolice y a favor de la
Shell para que aumente libremente sus precios; c) el Federalismo feudalizante, que
destruyó, bajo el pretexto de fortalecer las autonomías provinciales, la propiedad
nacional de los hidrocarburos y la riqueza minera para atribuirla a gobiernos
provinciales siempre más débiles que el gobierno central y por tanto más
fácilmente doblegables por el imperialismo y las empresas que lo constituyen; y
por último, d) la “libertad de prensa”, que proclama la intangibilidad de las grandes
empresas propietarias de medios gráficos y audiovisuales para difamar a los líderes
populares, divulgar especies falsas, estupidizar los espíritus en la banalidad
farandulesca, vaciar el cerebro de su clientela y reprogramarlo en un sentido
favorable a sus intereses.
Para enfrentar a estos poderes institucionalizados y nimbados de prestigio
“republicano”, el líder popular no lo puede hacer aceptando las reglas propias de la
superestructura político-jurídica de la semicolonia porque sería irremisiblemente
derrotado. Y no proviniendo su poder de un mandato revolucionario auténtico
ganado en las calles y la lucha de masas, sino de una mera contienda electoral, su
única opción es embestir contra esas instituciones de un modo esquinado,
violentándolas, no acatando sus decisiones, tratando de desplazar a sus titulares
naturalmente hostiles por otros más accesibles, solicitando poderes
extraordinarios arrancados al Congreso, resistiendo las resoluciones de la
autoridad judicial, proclamando “candidaturas testimoniales”, etc., concentrando
en cada caso todas sus energías sobre el enemigo. De esta forma, la conducta del
caudillo que ocupa el Poder Ejecutivo aparece como una actividad “abusiva”,
“ilegal”, “crispada” y por tanto “despótica”. Y en gran medida lo es (aunque no en
la medida que sería menester y deseable) por la necesidad política de superar, así
sea parcialmente, los resguardos superestructurales del sistema, resguardos que
no se pueden destruir actuando dentro de su lógica implícita. Desde la perspectiva
popular, al contrario de la opinión de toda la caterva de “constitucionalistas”,
“demócratas” y “veladores de la ética republicana”, reivindicamos este tipo de
liderazgo personalista, muy propio de América Latina, porque como dijo alguna vez
Blas, en cada gran Caudillo latinoamericano hay más democracia que en cien
“instituciones democráticas” (en realidad: republicanas).
III ¿ QUÉ HICIMOS Y QUÉ HAREMOS FRENTE AL KIRCHNERISMO?
Frente al kirchnerismo como movimiento popular semi-nacional, las principales
corrientes de la diáspora de la Izquierda Nacional se han dispuesto en forma
dispar. De un modo general, Causa Popular, Patria y Pueblo y la Santos Discépolo
(Norberto Galasso) han adoptado la posición del “Apoyo Crítico”, más o menos
acentuado según cada una de ellas. El Socialismo Latinoamericano, en cambio,
acuñó la original fórmula inversa de “Crítica con cierto grado de apoyo” a las
medidas del gobierno que se estimen progresivas (GC,20/10/2010).
Esto en el nivel de la estrategia teórica. Ahora bien ¿Cómo se aplicaron en la
práctica estas diversas formulaciones? Creo que del siguiente modo, dicho
sumariamente: 1) en Causa Popular predomina una adhesión a-crítica, que poco
diferencia a nuestra corriente del Kirchnerismo de izquierda, casi una cooptación al
movimiento de Néstor Kirchner, al extremo de plantearse el ingreso al Partido de la
Victoria, no sabemos en qué condiciones; 2) la posición de Norberto Galasso –
confieso- no la conozco bien, pero me parece muy cercana a ésta, igual que la de
Federico Bernal et al, desprendidos de CP; 3) La Crítica con cierto grado de apoyo
de SL, a juzgar por el tono general de su prensa, me parece situada en el extremo
opuesto: gran severidad y hasta cierta hostilidad al gobierno kirchnerista. Falta de
empatía, diría, en términos psico-políticos; 4) Una posición intermedia parece
ocupar el grupo de Patria y Pueblo: apoyo considerable sin desmedro de una crítica
constructiva, fraterna, hecha desde la misma trinchera y con propuestas para
avanzar en la dirección correcta.
En mi modesto entender, por este último camino deberíamos rumbear todos:
sumarnos -desde una perspectiva, una práctica y una organización independientea
la gran corriente multitudinaria del kirchnerismo, interviniendo desde abajo y
desde arriba, desarrollando nuestra influencia en las bases, pero manteniendo
relaciones cordiales con las direcciones y los cuadros intermedios, aun debiendo
soportar algunas veces situaciones incómodas (“tragar algunos sapos”, como
decimos). La táctica de “trabajar desde abajo” únicamente, manteniendo una
distancia fría o hipercrítica con las direcciones reconocidas de un movimiento
popular se ha revelado infructuosa: es toda la historia de los grupos trotskistas con
el movimiento nacional peronista. Esta concepción falla por su incomprensión de
las relaciones que unen a las bases con sus dirigentes: supone una distancia de
ruptura entre unas y otras que no existe en la realidad. Las masas se sacan de
encima a sus elites burocráticas y/o corruptas en los momentos de gran ascenso
histórico, pero mientras este momento excepcional no llega, toleran a sus
dirigentes, de manera que una continuada campaña contra ellos (una tenaz lucha
antiburocrática en minoría, una moralizante campaña contra su corrupción) no
puede sino restarnos simpatías abajo. Sin contar que semejantes campañas suelen
poner en la bolsa a todos los dirigentes, sin distinguir mucho entre honestos y
corruptos, militantes o acomodaticios, leales y traidores. Es lo que hace el Partido
Obrero, por ejemplo, para quien Moyano (que luchó contra el menemismo) es
igual que Barrionuevo. Es que como dice Héctor Menéndez, veterano dirigente del
SMATA-Córdoba, “el pequeñoburgués (elemento nutricio de los partidos
estudiantiles curiosamente llamados “obreros”.RAF) odia más al burócrata que al
patrón”. Una praxis correcta, me parece, debe ser hecha según la sencilla fórmula
“por abajo y por arriba”. No podemos esperar que el movimiento popular se de
una dirección a nuestro gusto para ir a su encuentro: una casa nueva absorbe en su
construcción muchos ladrillos viejos cuando no hay otros a mano.
Concuerdo absolutamente con lo que algunos compañeros han repetido varias
veces: que debemos reconstruir un sistema de cuadros, estudiar nuestros clásicos,
actualizar nuestros análisis –no sólo ni principalmente de la coyuntura, sino de los
últimos procesos históricos a todo nivel, haciendo hincapié en los de
Latinoamérica-. Es una tarea que no debe ser hecha de modo endogámico,
digamos así, sino sumergiéndonos en la gran corriente popular, embarrándonos
con los trabajadores, los pobres, los desocupados, los estudiantes, los militantes
sindicales, los intelectuales comprometidos, las mujeres de los barrios.
Construyéndonos hacia adentro y apoyando hacia afuera al movimiento popular,
con simpatía y fraternidad, ya que la emoción y la pasión son parte importante de
la praxis política. Sin ellas, sólo (solamente) seremos analistas exteriores al
movimiento real.
Esto que digo se relaciona con la insistencia -que comparto- por articular “una
tercera opción, nacional, popular, antiimperialista y socialista”, una “posición
independiente” frente a las posiciones de la partidocracia. Comparto, como digo,
esa independencia de la Izquierda Nacional, siempre y cuando sea una
independencia teórica, práctica y organizativa y no una equidistancia entre el
kirchnerismo y la oposición -al estilo PO- porque ello implicaría desconocer al
enemigo principal o fusionarlos a ambos bajo una común etiqueta de enemigos
iguales. Y creo que a esta altura de los hechos ya no debemos dudar donde está el
enemigo principal: en la oposición parlamentaria, la partidocracia unánimemente
neoliberal, la ultraizquierda proimperialista, los grandes medios comerciales, la
Sociedad Rural y sus socios menores, los lacayos del imperialismo y otros de la
misma laya. La rosca oligárquico-imperialista, en definitiva, que desea volver atrás
a los tiempos del “sub-sistema menemista neoliberal” con sus contínuos “ajustes”
a costa del nivel de vida de trabajadores y jubilados, las “relaciones carnales” de
subordinación a Estados Unido, la entrega a precios de remate del patrimonio
nacional, la persecución al movimiento obrero, al expulsión de intelectuales e
investigadores y otras calamidades.
.Por lo demás, debemos comprender que esa ansiada independencia no debe ser
entendida como un concepto metafísico e intemporal, sino en relación a su
dialéctica con el momento político concreto: se puede mantener más o menos
gallardamente en momentos de cierta calma en la lucha de clases, porque en
aquellos momentos de agudo enfrentamiento entre los sectores populares y la
reacción antinacional ella es absolutamente inviable. Como era inviable en
1945/46 una posición independiente, tercerista o “testimonial” frente a la cruda
disyuntiva de “Braden o Perón”. En aquellas instancias de extrema polarización,
cuando se juegan los intereses populares por todo un largo período, no se puede
ser independiente. Como dijera Engels refiriéndose a la crisis francesa de
1848/1851, hay momentos en que “una nación sólo puede elegir entre las dos
puntas del dilema:¡O esto o lo otro!”. Con mayor razón una corriente política. Y ese
dilema ya se está planteando e instancias decisivas se aproximan. El kirchnerismo,
con todo derecho, podría invocar en esos momentos las palabras de Nuestro
Señor Jesucristo: “El que no está conmigo está en mi contra”
La etapa política que vivimos es favorable a una intervención activa de nuestras
corrientes. Así lo indica un dato que creo no ha sido suficientemente considerado.
Me refiero a la circunstancia criticada por muchos compañeros –incluido yo
mismo- de la participación notoria de varias de nuestras primeras figuras en
distintos ámbitos del gobierno de Cristina, sea como funcionarios o como invitados
a diferentes círculos o eventos. Esto no ocurría durante la etapa anterior del
kirchnerismo, donde el progresismo no-progresista y hasta izquierdistas
dudosamente ex-cipayos tenían una alta participación en varios niveles de la
cultura y nosotros -pese al apoyo generoso que proporcionábamos- éramos
excluidos y vistos con antipatía. Eso comenzó a variar con el nombramiento de
Jorge Coscia y otros compañeros, con la continua invitación a Norberto a
expresarse en diversos medios gráficos y audiovisuales afines al kirchnerismo, con
la participación de Julio Fernández Baraibar en Telam y la Casa del Bicentenario.
Fenómenos parecidos ocurren en Mendoza con la nueva AUN, en San Juan y en
Córdoba. Y deben existir, estoy seguro, otros semejantes que desconozco
¿Debemos considerar estas situaciones como una “entrega” al kirchnerismo? Sería
una mirada superficial y unilateral, que ignora los cambios en la posición y la
voluntad del otro sujeto de la relación: el kirchnerismo, que nos mira cada vez con
mayor simpatía, como si hubiera un cierto proceso de nacionalización de sus
cuadros en desmedro de la progresía pseudoizquierdista. Ciertamente, estos
procesos pueden ser descriptos como de cooptación al kirchnerismo, pero
dialécticamente también muestran la otra faz del asunto: el crecimiento de nuestra
influencia ideológica, que de difusa pasa a ser cada vez más concreta. Marx
escribió que no basta que la idea busque la realidad: es necesario que la realidad
también busque a la idea. Quizá yo exagere, pero diría -sintetizando
metafóricamente- que Página 12 y el Programa 6-7-8 son la avanzada de “la
realidad” que ha comenzado a “buscar la idea” que simboliza circunstancialmente
Galasso, que es nuestra idea, las ideas de todos nosotros, más allá de los matices
de su puesta en práctica. En la etapa anterior, difícilmente Fernández Díaz podría
haber escrito lo que escribió respecto a la ideología de izquierda nacional del
Pingüino en su escandaloso artículo del 29 de Mayo pasado.
Si lo que digo tiene cierta exactitud, entonces ”la Idea” no debe ponerse en dura
frente a la realidad que comienza a buscarla. Ni los portadores de la idea duros
unos frente a otros.

Roberto A. Ferrero
Córdoba, 04 de noviembre de 2010